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En la ceremonia de los premios Grammy celebrada en la madrugada del pasado lunes en Los Ángeles, Shakira subió al escenario a recoger su gramófono ... dorado y tuvo palabras de recuerdo y ánimo para los inmigrantes, cosechando un aplauso que tampoco fue a rabiar del público presente pero el momento se ha hecho viral en redes sociales. En las antípodas de ese apoyo, la actriz española Karla Sofía Gascón teme que sus posibilidades de conseguir el Oscar por su papel protagonista en 'Emilia Pérez' hayan quedado reducidas a la nada tras descubrirse unos comentarios suyos en redes sociales que la retratan como una persona con nula empatía hacia las personas de otras razas e incluso hacia quienes tienen capacidades limitadas.
Esto se entremezcla con otro debate en torno a su transexualidad, algo que ella quiere dejar en segundo plano porque lo que se debe valorar es su mérito como actriz. Pero lo cierto es que en Cannes, cuando subió al escenario tras ser premiada, sí convirtió su discurso en una defensa -necesaria, las cosas como son- del derecho de cada persona a ser lo que considere.
Dentro de unas semanas veremos si Karla Sofía Gascón se queda sin premio y si, como parece que ahora temen los productores, la película salga también de vacío en el resto de nominaciones por una especie de contagio de los tuits de la actriz. Si así fuera, y eso siempre será un misterio, pues las votaciones son secretas, estaríamos ante una cancelación en toda regla, con el añadido de que la carrera de Karla Sofía Gascón podría verse seriamente comprometida.
No faltan los que señalan que si otros profesionales del cine y de la cultura en general tuvieron que probar esa medicina en el pasado, por qué no debe hacerlo ella. Y quizás esa reflexión malévola nos debería llevar a revisarlo todo y saber distinguir entre la persona y su obra. Me explico: un tipo detestable puede hacer una obra de arte, como también un tipo encantador puede ser el autor de un cuadro, una canción, un libro o una actuación odiosa. Woody Allen fue un gran guionista y director y parece que un personaje poco recomendable de puertas adentro, pero lo segundo no debe llevarnos a quemar su obra. De la misma manera que la estancia en la cárcel de Harvey Weinstein no ha derivado en la retirada del Oscar a mejor película a su producción 'Shakespeare enamorado', probablemente uno de los premios más incomprensibles de su década.
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