Tres apuntes para abrir la semana
Carolina Marín se ha ganado el corazón de todos
El dolor... En el deporte se compite contra los demás pero también contra el cuerpo propio. Que se lo pregunten, si no, a Carolina Marín, ... que este domingo nos dejó imágenes que, muy a su pesar, entran en la historia de los Juegos Olímpicos de París y del deporte español. Es absolutamente cruel lo que le sucedió a la andaluza cuando ya acariciaba el pase a la final pero, como buena deportista que es, ya sabe que es una posibilidad que siempre está ahí. El aplauso unánime del público, los gestos de consuelo de su rival y los mensajes de apoyo de prácticamente todo el mundo seguramente no compensarán la amargura. Pero sí reflejan que estamos hablando de una deportista que ha sabido ganarse el corazón de todos. Y eso no lo consiguen todas las que están en la élite.
...y la gloria. Uno ve a Marchand o a Ledecky en la piscina de los Juegos Olímpicos de París y se pregunta cómo es posible lo suyo. El primero es ya uno de los reyes de estos juegos mientras que la otra es, por derecho propio, leyenda olímpica y seguramente intentará llegar a los Juegos de Los Ángeles, dentro de cuatro años, para buscar el aplauso de los suyos. Se equivocaron los que decían que la piscina olímpica de esta edición no favorecía las grandes marcas e incluso imposibilitaba los récords. Cuando los que saltan al agua están dotados de superpoderes, como es el caso de ambos, no hay obstáculo que les frene.
La jugada de Puigdemont. Carles Puigdemont parece dispuesto a dar la lata hasta el último minuto. Su anuncio de que regresará a Cataluña coincidiendo con el debate de investidura es la prueba del algodón. En cuanto pise suelo español, debe ser detenido al seguir activa la orden judicial. Y eso lo convertirá en una víctima de cara a los suyos. Lo que busca con ello es quitarle protagonismo a Salvador Illa y, ya puestos, que el presidente del Parlamento, suspenda la sesión, lo que teóricamente elevará la presión sobre ERC en busca de uno o más votos rebeldes que dejen al candidato socialista como un novio sin pareja en el altar. Debería tomar nota el Partido Socialista de cómo se las gasta Junts, uno de sus socios en el Congreso, y debería reflexionar si vale la pena continuar la legislatura con ese apoyo -si es que se mantiene-. A este paso, Pedro Sánchez puede salvar los muebles en Cataluña pero está hipotecando el resto del mobiliario en todo el país. Y las elecciones no se ganan solo con los votos de los catalanes.
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