Sosiego y preguntas
TVE está resucitando gracias a sus espacios informativos
En el panorama televisivo nacional se ha producido en los últimos meses un vuelco que ha llevado aparejada alguna sorpresa. En ese sentido, se hablaba ... mucho del desgaste del modelo mediático de Telecinco, que acabó saltando por los aires, con decisiones traumáticas y remedios ineficaces, y también se daba por hecho que Antena 3 consolidaría su liderazgo durante meses. Lo que no entraba en las previsiones de muchos analistas era lo de Televisión Española, que ha obrado el milagro de superar a Telecinco y ha visto cómo sus espacios informativos recuperan brío en la guerra no siempre justa por las audiencias.
Bien es cierto que TVE lleva años experimentando formatos, probando a presentadores, contratando externamente mucho más de lo razonable y no siempre con acierto... pero al final parece que ha dado con la fórmula. Todo ello partiendo del principio de que la tele no es una ciencia exacta y no hay garantía de éxito por muy bueno que sea (o pueda parecer) un programa o un comunicador.
Lo que sí hay que reconocerle a televisión en su apartado de informativos es la mezcla de sosiego y preguntas. Y quizás un tercer elemento: poner a funcionar todos sus medios dentro y, especialmente, los que tiene fuera de España.
Vayamos por partes. Lo del sosiego viene a cuento de la apuesta por espacios informativos y de análisis donde los invitados no se afanan para ver quién grita más o quién pisa con más insistencia las intervenciones del resto de contertulios. No hay más que ver el espacio informativo matinal de La 1 y el 24 Horas o el nocturno de este segundo canal. Además de la pluralidad de participantes en cuanto a sus ideas, hay, sobre todo, respeto. Van allí a dar su visión pero lo hacen por turnos, sin que eso signifique aburrir al espectador. Todo lo contrario: el público creo que agradece poder escuchar por igual a todos y, además, por orden.
En cuanto a lo de las preguntas, no hay periodismo si no se interroga a quien se pone enfrente. También desde el respeto (por supuesto), pero el oficio del periodismo va unido implícitamente a la obligación de preguntar, repreguntar si hay dudas y (¡faltaría más!) alertar al entrevistado y en especial al público cuando la respuesta incluye un dato que no es cierto. Esto precisamente ha puesto en valor a La 1 de TVE y a la periodista Silvia Intxaurrondo, pero es que lo triste es que en casos contrarios se haya normalizado ese ejercicio de la desinformación (un eufemismo para denominar lo que siempre ha sido una mentira pura y dura).
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