Sentido del humor

Desde la madrugada del día 1, algunos medios de comunicación nacionales y algunos partidos andan irritados por los títulos a pie de pantalla que aparecían en el especial de fin de año de La 2. Para los que no lo hayan visto, el programa 'Cachitos de hierro y cromo' ofrece a la audiencia un repaso por el archivo musical de TVE en el que se hace mención a cuestiones que marcaron la actualidad del año a partir de las letras de las canciones seleccionadas, el atuendo de los cantantes o detalles de lo más peregrinos.

Sobra decir que los guionistas tiran de un humor que a veces es fino, otras de brocha un poca gorda y en bastantes ocasiones de eso que se llamaba humor 'negro' hasta que empezó a ser políticamente incorrecto. Pero lo hacen en todas las direcciones ideológicas, de manera que hay referencias a la derecha, el centro, la izquierda y los extremos. Como también a los nacionalismos, la Iglesia, la monarquía... en fin, que se dan palos a todos cual piñata para adultos (el ejemplo no es casual).

A partir de ahí, sacar de contexto los chistes es lo peor que se puede hacer. Por poner un ejemplo que todos podemos entender: una cosa es que un día la presidenta de Madrid haga un chascarrillo tras ser pillada por una cámara en la tribuna del Congreso llamando «hijo de puta» al presidente del Gobierno de España y otra muy diferente que buena parte de su partido le compre el chiste de la «fruta» y ahora cada vez que se pone una naranja o una manzana en la mesa todo el mundo se acuerde de la madre de Sánchez.

Con 'Cachitos de hierro y cromo' está pasando lo mismo. O algunos quieren que pase. No es un programa de sesudo resumen de la actualidad, sino que es un espacio musical que en la Nochevieja tira del humor para repetir canciones que superan en algunos casos el medio siglo de vida. Pero lleva siendo así años y no vale que el último en sentarse en la pantalla de repente se escandalice porque se siente ofendido, porque el ánimo de tomar el pelo es generalizado y abarca a todos.

Así las cosas, no empecemos el año tirando de censura. No saber reírse de uno mismo es propio de diván de psicoanalista.