Ese señor cansino
Ese señor cansino llamado Carles Puigdemont ha vuelto a aparecer en público esta semana para hacer lo mismo que en los dos últimos años: lanzar ... amenazas sobre la gobernabilidad de España, advirtiendo a Pedro Sánchez de que el tiempo para cumplir lo pactado se acaba y que igual su paciencia y la de Junts -o sea, él mismo- han llegado a su fin. El problema con Puigdemont es que empieza a parecerse a Pedro, el del cuento del lobo, y el día que finalmente cumpla lo que dice, hasta lo aplaudiremos porque nos habremos librado de sus peroratas.
Pero seamos realistas:¿cuál es su margen de maniobra real? Si Puigdemont suelta amarras por completo respecto al PSOE, quedará al albur de lo que diga la Justicia europea sobre la amnistía. Y, además, correrá el riesgo de una mayoría de gobierno conformada por PP y Vox o incluso por el PP en solitario, un escenario donde cuesta pensar que Alberto Núñez Feijóo le va a hacer los mismos favores que Sánchez. Así las cosas, el presidente del Gobierno es rehén de Junts pero el partido independentista en gran medida también lo es del PSOE. Han atado sus destinos, de manera que si uno cae, el otro también. Digamos que son algo así como dos amantes suicidas mirando al vació desde un puente gigante, con uno de los dos amenazando con saltar y en realidad ninguno de los dos queriéndolo, pero arriesgando ambos tanto que seguramente caerán por agotamiento.
Puigdemont parece que no valora lo suficiente haber arrancado al PSOE una ley de amnistía que hasta la misma víspera los socialistas decían que era imposible. Es verdad que queda el cabo suelto de la interpretación que hace el Tribunal Supremo sobre su aplicación en lo que a Puigdemont se refiere, pero lo que no puede pedir el líder de Junts, por mucho que sueñe con ello, es que Sánchez dinamite a esa instancia jurídica o cambie de ayer para hoy a los magistrados que dirimen las causas penales.
Ahora, el Gobierno se juega gran parte del poco crédito que le queda con el cupo catalán, negociado con ERC, y Puigdemont reaparece para decir que eso es una minucia y que los de Junqueras y Rufián se han vendido por cuatro cuartos. Pues resulta que ese asunto puede derivar en otra derrota parlamentaria del Gobierno que haga más insostenible la continuidad de la legislatura, de manera que llegamos siempre al callejón sin salida:¿de verdad quiere Puigdemont que todo salte por los aires y que el PP llegue a la Moncloa?
Saber lo que realmente pasa por su cabeza es un misterio, pero saber que el tipo resulta cansino ya es dominio de todos.
¿Ya estás registrado/a? Inicia sesión