Puigdemont, candidato
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La campaña tendrá impacto en la política nacionalCompareció Carles Puigdemont este jueves para anunciar lo que ya era un secreto a voces: será candidato a las elecciones catalanas. Añadió, y eso sí ... es novedoso, que no repetirá en las europeas.
Revistió el acto de cierta épica pero seamos sinceros: poca épica cabe atribuir a alguien que, cuando se vio enfrentado a las consecuencias de sus actos, salió corriendo escondido en el asiento trasero de un coche. Sobre todo cuando sus colegas de proceso soberanista se quedaron al pie del cañón, fueron detenidos, procesados, juzgados, condenados y encarcelados durante una temporada, hasta que llegó la primera de las medidas de gracia del Gobierno de Pedro Sánchez.
Con ese bagaje a sus espaldas, el mayor mérito que hay que reconocerle a Carles Puigdemont es en realidad una medalla a colgar en la pechera de sus abogados. Ellos sí eran sabedores de las lagunas jurídicas españolas en relación con el ordenamiento comunitario, lo que ha permitido que siga en el Parlamento Europeo y que no se haya conseguido su detención y entrega a las autoridades españolas. Esto, en todo caso, es algo que España se debería hacer mirar si quiere que no mengüe el crédito de sus ciudadanos en el sistema judicial.
Pero volvamos a las elecciones que nos esperan en Cataluña. La puesta en escena de Puigdemont ha coincidido con la publicación del último sondeo del CIS catalán (ente con más prestigio que el estatal). Pronostica una victoria socialista, pero lejos de la mayoría absoluta, mientras que ERC y Junts tampoco tendrían garantizado el poder, ni siquiera sumando los escaños que les atribuye el estudio demoscópico. Eso dejaría la opción nacionalista en manos de los aliados de Yolanda Díaz en Cataluña o de la CUP, dos socios bastante inestables como aliados políticos y que no invita a creer en una legislatura con garantías de continuidad.
La otra variable a tener en cuenta es qué pasará con el voto conservador. En unas elecciones con tanto impacto en clave nacional como son estas catalanas, el PP se juega, sobre todo, su prestigio. A día de hoy no está claro su candidato y eso de aliarse con Ciudadanos es como casarse con la nada. Pero es que un mal resultado y uno aceptable de Vox dejaría en entredicho la ofensiva popular contra la amnistía.
Con todo ello, está por ver si el retorno electoral de Puigdemont a Cataluña removerá y sacudirá el tablero como espera Junts... o si serán los electores los que lo sacarán a él de ese tablero...
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