El Puerto, con nombres y apellidos
Manuel Freire levantó la empresa que lleva su nombre y ha contribuido al desarrollo portuario
El recinto portuario de la capital grancanaria ha incorporado esta semana el nombre de otro empresario a su callejero. La presidente de la Autoridad Portuaria, ... Beatriz Calzada, estuvo al frente del acto en el que se homenajeó a Manuel Freire bautizando con su nombre una rotonda de las instalaciones. Se sigue así con una dinámica iniciada en mandatos anteriores y que ojalá se mantenga en el tiempo, porque es de justicia que el Puerto reconozca a quienes, con su trabajo, su esfuerzo y su compromiso, han contribuido a que esa actividad sea punta de lanza en la economía regional.
Cuando se habla de Canarias y de su tejido productivo, sobre la marcha miramos hacia el turismo. Y es lógico. El progreso del archipiélago no se entiende sin el acierto de una serie de visionarios a mediados del pasado siglo al apostar decididamente por esa actividad. Pero el turismo que empezó a llegar en masa en aviones no hacía otra cosa que retomar los viajes que más de un siglo antes realizaron por barco hombres y mujeres del Viejo Continente atraídos por el clima y los paisajes del archipiélago. Y si vinieron fue porque había unos puertos donde recibir los barcos, garantizar la carga de combustible para que siguieran la travesía y el suministro de todo tipo de bienes.
No se entiende el progreso de este espacio alejado y fragmentado que es Canarias sin la actividad portuaria. En los inicios fueron determinantes los empresarios británicos vinculados a ese trasiego de barcos, mercancías y pasajeros, y en menor medida alemanes, franceses y holandeses. De los primeros queda huella en edificios que son parte del patrimonio urbano y también en el callejero, pero el relevo lo tomaron más adelante empresarios españoles, unos nacidos aquí y otros de aquí por convicción. Entre estos se encuentra Manuel Freire, que levantó la compañía Freiremar, y que tanto ha hecho por la actividad portuaria desde la discreción de quien entiende que el buen empresario tiene que estar atento al negocio y no siempre en la primera línea de la actividad pública.
El Puerto de La Luz y Las Palmas que hoy tenemos no se entiende sin esos hombres y mujeres que van llenando con sus nombres calles, diques y rotondas. Y ojalá los gestores del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria lo tengan presente en su callejero y también a la hora del reparto de honores y distinciones. Somos turismo pero somos puerto, porque por ahí entra en gran medida casi todo lo que permite atender el consumo de foráneos y residentes. Y por ahí sale hacia otros mercados el negocio exterior de las islas.
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