Prohens y Canarias
En un cayuco llegan el doble de ocupantes en pateras en un día intenso en Baleares
Este domingo, los hombres y mujeres de Salvamento Marítimo salieron al auxilio de los más de 200 ocupantes de un cayuco que se había quedado ... sin motor en el Atlántico. La embarcación fue remolcada hasta Gran Canaria y el desembarco se produjo en el muelle de Arguineguín.
La cifra no es baladí: en una sola embarcación iban el doble de ocupantes del balance de migrantes en un día de muchas llegadas a las costas de Baleares. En ese archipiélago, su presidenta, Marga Prohens, del Partido Popular, ha puesto el grito en el cielo argumentando que aquellas islas están desbordadas, que el Gobierno tiene que atajar por vía de urgencia la ruta migratoria que sale de Argelia y, sobre todo, que ya no pueden acoger un solo menor migrante no acompañado, con especial referencia a los que están en Canarias y que, según el decreto ley convalidado en el Congreso, deben ser repartidos por toda la geografía nacional.
Para poner todas las cosas en su contexto, hay que apuntar un dato relevante: el PP balear selló este verano un acuerdo con Vox para asegurar su apoyo a los presupuestos autonómicos. De hecho, en el Parlamento funciona bastante engrasada una mayoría conformada por PP y Vox. Y esos acuerdos incluyen que el PP haga suyo el ideario de Vox respecto a la migración, que se resume en que el único migrante bueno es el que no llega.
Más aún: en la recepción veraniega del rey Felipe VI a las autoridades en Baleares, Prohens le trasladó su preocupación por el aumento de población extranjera en la isla y la consiguiente saturación poblacional, que tiene efectos en los servicios públicos y en el mercado de la vivienda. Eso sí, Prohens se refería a turistas que eligen Baleares para comprar una segunda vivienda y pasar parte del año en el archipiélago, porque la mayoría de los migrantes que llegan en patera son traslados por el Estado en ferris a suelo peninsular, como sucede en Canarias, donde si no hay lugar para atenderlos debidamente en islas como El Hierro, Fuerteventura y Lanzarote, son derivados a los centros habilitados para ello en Gran Canaria y Tenerife. Y poco después acaban en suelo peninsular.
No sucede lo mismo con los menores, que deben ser atendidos por las autonomías, pero Prohens haría bien en llamar a Canarias y preguntar cómo se obró aquí el milagro de encontrar sitio para casi seis mil niños y adolescentes. En realidad, no hay milagro como tal: es cuestión de humanidad, voluntad y respeto a la legalidad. Si Prohens no las tiene, que lo diga.
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