Podemos se enfada
Podemos ha ido fabricando un relato que justificase esa puesta en escena del pasado martes
Para algunos fue un acto de heroísmo lo de Irene Montero en el acto de traspaso de cartera a la nueva ministra de Igualdad, Ana ... Redondo. No me incluyo en ese club: me pareció eso que en el fútbol de chiquillos se llama 'mal perder'. Solo le faltó coger la cartera ministerial, decir que es suya y de nadie más y salir corriendo, como cuando los niños hacen otro tanto con el balón en el patio del colegio o en la calle.
Podemos era consciente de que su tiempo había acabado en el Gobierno de coalición que se estaba cocinando entre el PSOE y Sumar. De hecho, intentaron echar un primer pulso en la confección de candidaturas y al final aceptaron pese a que Montero y Belarra quedaron fuera. En ese instante, si de verdad era una cuestión de dignidad y de coherencia, podrían haber dicho que era inaceptable la exclusión, con lo que se podrían haber desvinculado de Sumar e ir por libre en las elecciones. No lo hicieron a sabiendas de que igual cosechaban una estrepitosa derrota en las urnas.
Desde que se conoció el resultado electoral, Podemos ha ido fabricando un relato que justificase esa puesta en escena del pasado martes. Y todo ello a pesar que Montero tiene bastante razón en algunas de las cosas que dijo de Pedro Sánchez, pero se le olvida reconocer también la benevolencia del presidente. Lo digo porque cualquier otro probablemente la habría destituido hace tiempo, tanto por lo ocurrido con la ley del 'solo sí es sí' como por los continuos desplantes a otros ministros y al propio jefe del Ejecutivo. En el 'debe' de Sánchez está esa debilidad al no tomar medidas que habrían recibido el aplauso de la oposición y quizás de buena parte de la ciudadanía.
En el horizonte están las elecciones europeas y ahí seguramente Podemos concurrirá al margen de Sumar. Será un buen momento para medir las fuerzas de cada uno y para calibrar si los pulsos echados tienen mucho de farol. Mientras tanto, no se justifica que ahora Podemos quiera desmarcarse de la labor de un Gobierno cuya hoja de ruta, a tenor de lo oído en el debate de investidura y de lo leído en los documentos de los diferentes pactos parlamentarios, se parece mucho a lo que siempre defendieron Pablo Iglesias, Montero y la propia Belarra.
Aferrarse a que este o aquel departamento ministerial tenía que ser exclusivamente para Irene Montero se parecía mucho a lo de la 'casta' de antaño... claro que a lo mejor se les ha olvidado lo que dijeron entonces. Es lo que tiene el paso del tiempo...
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