La opinión de un futbolista
Mbappé se mojó y Unai Simón nadó y guardó la ropa
En medio del fragor deportivo por la Eurocopa de fútbol, llega el francés Mbappé e interrumpe en el debate electoral galo con unas declaraciones en ... las que anima, por un lado, a sus compatriotas a acudir a votar ante la trascendencia del momento que vive el país y, en paralelo, declara que no es partido de «los extremos», lo que se interpreta claramente como desmarcarse de la facción política que abandera la ultra Marine Le Pen.
Sobra decir que la polémica está servida: unos ensalzan al futbolista por su valentía, seguida por declaraciones similares de otros compañeros de selección y por deportistas de otras modalidades que también están en la élite, mientras que otros cuestionan que un profesional del deporte tenga derecho a meterse en el jardín de las opiniones políticas.
Un día después le preguntaron al portero de la selección española, Unai Simón, y se salió por la tangente, argumentando que él no estaba para detener esos balones... Y acto seguido algunos lo interpretaron en clave familiar, recuperando del archivo que Simón es hijo de guardia civil y por eso prefiere no opinar.
Me incluyo entre los que sostienen que Mbappé como todo hijo de vecino tiene derecho a expresar su opinión. La política no es cosa de políticos, es más, si algo conviene evitar es ese discurso, primero porque acaba creando esa 'casta' contra la que en su día arremetió Podemos y ahora hace otro tanto Vox, y en segundo término porque esa teoría alimenta el discurso de que el resto de los ciudadanos somos unos ineptos y es preferible que tome las riendas del poder alguien que sí tenga conocimientos y capacidad (así empiezan las democracias a morir ante el avance de los modelos autoritarios, tanto de diestra como de siniestra).
Pero también digo que no hay que sacralizar las opiniones. Ni las de Mbappé ni las de un politólogo de la Sorbona. En democracia valen todas, como también valen todos los votos. Dicho lo anterior, sí creo que hay que aplaudir la valentía de quien, estando en el punto de mira por lo que hace, da un paso al frente si de verdad considera que su país se encuentra en una encrucijada de la que puede salir mal parado.
No solo hay que ser valiente en el terreno de juego arriesgando incluso la integridad -como le sucedió en la noche del lunes- sino también ante la prensa y opinando libremente como cualquier hijo de vecino. Incluso a sabiendas de que no gustará a unos cuantos de esos que hasta ahora lo jaleaban desde la grada.
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