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En el solar que albergó en su día el Colegio Universitario, junto al Hospital Insular, ya se ve una máquina que está haciendo una cata. ... Seguramente el objetivo es garantizar que la obra de construcción prevista no se demore por sorpresas de última hora, un mal que, por desgracia, se ha generalizado: miremos lo ocurrido con los tramos de la MetroGuagua, el soterramiento de Belén María o los edificios de servicios esenciales de la Comunidad Autónoma en las dos islas capitalinas... Pero para eso habrá tiempo, así que volvamos al Insular.
El antiguo CULP fue derribado después de diversos aplazamientos y se allanó el solar. La verdad es que quedó hasta bonito, con su grava muy bien colocadita, una valla exterior para evitar -se supone- que la gente vaya de acampada y ahí se quedó todo... Estamos hablando de un espacio clave para solventar las estrecheces de Urgencias: uno de los grandes problemas de ese edificio envejecido y en algunos puntos decrépito que es el Insular.
No siempre tener más espacio es garantía de un mejor servicio, e incluso son muchas las veces en que gigantismo e ineficacia son directamente proporcionales, pero vamos a ser benévolos: pensemos que esta vez sí, que los males de Urgencias del Insular se resuelven con unas instalaciones remodeladas. En ese caso, ¿por qué tanta parsimonia con el arranque de los trabajos? ¿Cuántos días y cuántas noches más tienen que sufrir los pacientes en un espacio que se colapsa con excesiva frecuencia, donde la palabra intimidad es un vocablo desconocido y donde es evidente que la calidad asistencial se resiente? ¿Y cuántas semanas y meses más tienen que seguir los familiares de los pacientes en esa 'sala de espera' que es un eufemismo en sí mismo, porque estamos hablando de un contenedor de obra tuneado? Con el añadido de que quien eligió su ubicación debe ser el mismo que miró el mapa de Tenerife y optó por colocar un aeropuerto en Los Rodeos, justo donde es más fácil que las inclemencias meteorológicas afecten al servicio. En ese sentido, ahí va el aviso: si no hay ido a Urgencias a esperar en la 'salita' de marras, vaya pertrechado con ropa de invierno... como diría Torrente Ballester, aquello es el sitio donde da la vuelta el aire.
En cuanto a lo que pasa puertas adentro, una sugerencia: es comprensible que el personal se inmunice emocionalmente para asumir su trabajo pero eso no se le exige al paciente. Ni a los suyos. Quizás cantaría otro gallo si los trabajadores que pululan por allí, además de grandes profesionales, recuperasen las ganas de que algo cambie.
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