Aquel instante y los actuales
Es una serie recomendable, sobre todo si los hechos de entonces se comparan con el presente
Tras un arranque titubeante que daba la sensación de querer contar demasiadas cosas y no resolver bien ninguna, la serie televisiva 'Anatomía de un instante', ... centrada en el intento de golpe de Estado del 23-F y en los protagonistas de aquellos días, va mejorando a medida que avanzan los episodios que ofrece Movistar +. Pero sucede quizás algo que conviene advertir para el espectador algo despistado: es una serie para los que les gusta la historia, para los que creen que hay que conocerla para entender lo que pasó entonces y también lo que sucede ahora, y que cobra más valor cuando, al acabar cada episodio, quien lo ha visto se sumerge por un instante en la reflexión sobre si sería ahora posible acometer el tránsito más o menos pacífico de cuarenta años de dictadura a una democracia parlamentaria. O si también ahora estamos ante la posibilidad de dar pasos hacia atrás, como una peligrosa moviola política en la que con cada fotograma vayamos perdiendo derechos y libertades en aras de no sabemos qué concepto de 'tranquilidad' y 'orden'.
Supongo que cuando pasen unos años o décadas, algún realizador pondrá en marcha una serie centrada en la anatomía de este instante que estamos viviendo. A fin de cuentas no faltan giros de guion: una moción de censura casi por sorpresa apoyada por quienes unos días antes habían respaldado el proyecto de ley presupuestario; un líder de la oposición que fue defenestrado cuando quiso saber qué había bajo las alfombras de algunos en su partido; casos de corrupción sistémica por doquier; jueces y fiscales estrella... y un fiscal estrellado... y hasta algo tan televisivo como un presidente que se coge cinco días de reflexión para ver si continúa.
Tras la serie se encuentran la novela de Javier Cercas y el cineasta Alberto Rodríguez, si bien la dirección de los episodios no es exclusiva suya. Y en la pantalla desfilan actores españoles que conforman una de las generaciones más solventes de las últimas décadas, algunos tan reconvertidos por el maquillaje que cuesta reconocerlos, como Álvaro Morte encarnando a Adolfo Suárez o Manuel Solo como el 'traidor' Gutiérrez Mellado.
Por lo visto hasta la fecha, es una serie recomendable. Pero sobre todo es aconsejable saber lo que pasó -por cierto, a ver cuándo se desclasifica todo el material guardado en un cajón-, cómo fue posible superar un trance tan delicado y qué lecciones hay que extraer de aquello para este presente tan intenso que vivimos. Y sufrimos.
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