Los grandes números
El Instituto Nacional de Estadística (INE), que es uno de los pocos organismos estatales ajenos a la controversia política, ha vuelto a poner las cosas ... en su sitio. La pasada semana publicó las cifras de población extranjera en España en los últimos tiempos, con el desglose por autonomías, y los números son elocuentes. Razón de más para que no se queden en una anotación a pie de página de esas que hay que coger lupa para ver qué pone.
Según el INE, desde el 1 de julio del pasado año llegaron a España 156.900 colombianos, 108.900 venezolanos, 105.300 marroquíes, 71.700 peruanos, 44.800 argentinos, 35.900 cubanos y 27.700 ecuatorianos. Es el 'top 7' de países emisores de migración hacia España, con un patrón que se va repitiendo en los últimos años y con algunas diferencias entre autonomías -en Madrid, por ejemplo, son mayoría los venezolanos-.
Los nacidos en Colombia son además el mayor grupo de migración en dos de cada tres comunidades, mientras que los marroquíes son los más numerosos en las comunidades de Cataluña, Andalucía y Murcia, así como en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. La explicación de esto último es evidente:la migración se decanta preferentemente por las zonas donde ya hay comunidades de ese país, a lo que se une el hecho de la proximidad. Lo que registra el INE es -y conviene tenerlo muy presente- inmigración regular, esto es, lo que entran por puertos, aeropuertos y por carretera sin trabas iniciales, aunque otra cosa es que se acabe el plazo temporal de residencia y se queden en nuestro país.
Cuando se ven estos grandes números, uno se pregunta por qué se genera tanto alboroto por el reparto de unos 5.000 menores migrantes no acompañados que están en Canarias por toda la geografía española. Como también hay que reclamar una explicación sobre por qué el Estado y las comunidades no habilitaron en tiempo y forma plazas de residencia para esos y otros menores, en especial porque cuando se abrió las puertas a los refugiados de Ucrania, todo fueron bendiciones y celeridad administrativa para encontrarles un techo, ayudas, apoyo psicológico, compromiso de integración y, por supuesto, dinero público sobre la mesa para eso y más.
Y no vale escudarse en eso de que una cosa es que vengan 'los nuestros' y otra 'los extraños'. Ahora que retorna el fútbol, cada fin de semana hay decenas de miles de españoles, sí, de 'los nuestros', que van a los estadios a aplaudir los goles de 'los extraños'.
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