Género epistolar
El presidente del Gobierno de España y líder de los socialistas está empeñado en recuperar el género epistolar, que tantos momentos de gloria ha aportado ... a la literatura. A su favor tiene que la relevancia del cargo que ocupa le facilita que sus misivas puedan llegar a mucha más gente que las de un aficionado a escritor que autoedita sus 'cartas a...' Aunque otra cosa es si literariamente ese anónimo escritor puede superar en méritos lo del secretario general de los socialistas.
De entrada, hay algo llamativo. Cada carta de Sánchez a la ciudadanía es una réplica a una misiva en forma de oficio judicial del instructor del caso en el que está como investigada la esposa de aquel, esto es, Begoña Gómez. Digamos que es un juego a varias bandas difícil de explicar: el juez le 'escribe' a Gómez para citarla en calidad de imputada y el que contesta es el marido de ella dirigiéndose a la ciudadanía. Ya puestos, Moncloa podría habilitar un correo electrónico para que los ciudadanos contestásemos a las cartas de Sánchez, pero que las réplicas a esos escritos las hiciera Begoña Gómez. Lo digo porque lo lógico, al menos desde el sentido común, es que ella diese las explicaciones, ya sea en sede judicial primero o si lo prefiere compareciendo en rueda de prensa, pero su silencio se acompaña del altavoz mediático del que disfruta Sánchez con sus epístolas.
Es por ello que andamos sobrados de razones para pensar que es él quien politiza un caso judicial que, a día de hoy, afecta a su esposa. Si alguien está convencido de que el juez es partícipe de una operación política, entonces está tardando en acudir al juzgado de guardia, a la Fiscalía o a la comisaría más cercana a presentar la correspondiente denuncia, porque estaríamos hablando de delitos muy graves. Y compartiendo que hay cosas en el proceder del juez que no se ajustan a lo habitual en casos similares, también digo que no vale con insinuar en una carta a la ciudadanía que hay 'lawfare' pero no denunciarlo. Máxime si tenemos presente que un servidor público, si ve indicios de actuación delictiva, está obligado a no mirar para otro lado. Y si ese servidor es quien está al frente del Gobierno, pues más todavía.
En todo caso, insisto, gracias a Sánchez por recuperar el género epistolar y salir de la rutina de dos párrafos en las redes sociales. Ahora ya solo le falta coleccionar el epistolario en un tomo y ponerse a firmar ejemplares en una caseta de la Feria del Libro de Madrid. O que lo haga ella, que sigue siendo la primera que tiene que hablar.
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