Feijóo se lo preparó
El gesto de Sánchez está a medio camino entre la altanería y la descortesía
Afrontaba Alberto Núñez Feijóo el discurso más exigente de su ya dilatada carrera política y, cuestiones ideológicas, al margen, hay que reconocer dos cosas: 1) ... se lo preparó a conciencia y 2) acertó con el tono, a medio camino entre la crítica frontal a Pedro Sánchez y la posibilidad de una amnistía a las soberanistas catalanes, un estilo institucional propio de quien aspira a ser presidente del Gobierno de España.
Hubo incluso pasajes que recordaban incluso a Adolfo Suárez en los complejos años de la Transición, donde había todos los ingredientes para el enfrentamiento más áspero, pero donde este país tuvo la suerte de que la mayoría de diputados iban al Congreso a escuchar al otro y a buscar puntos de consenso para tirar hacia adelante. Casi medio siglo después, duele ver que eso parece un imposible con los mimbres de las Cortes actuales.
Veremos qué pasa hoy, porque siempre hay margen para la sorpresa, pero ya Feijóo se encargó de dejar claro que él no quiere ser presidente a cualquier precio. Es una forma elegante de ponerse la venda antes de la herida pero, en todo caso, su intervención tiene el valor de consolidarlo como jefe de la oposición. Y es que creo que Feijóo también preparó su discurso pensando en ello, sobre todo porque, si Pedro Sánchez es finalmente investido presidente con los apoyos de Junts, Bildu, PNV, BNG, ese colectivo variopinto que es Sumar y el propio PSOE, el mandato puede ser tan traumático que igual más pronto que tarde nos encontramos con un adelanto electoral. Si así fuera, Feijóo ha afianzado sus opciones para ser de nuevo el candidato.
La sorpresa de la primera jornada del debate vino de la mano de la decisión de Pedro Sánchez de no contestar en nombre del PSOE. El reglamento le permite intervenir en cualquier momento como presidente en funciones que es, pero estamos ante un gesto a medio camino entre la altanería y la descortesía. Aunque no cuente con 176 votos, Feijóo es el candidato que propuso Felipe VI y que preside el partido que más votos y escaños consiguió en las urnas. Ambos factores justificaban que Sánchez hubiese subido a la tribuna en la réplica en nombre del socialismo, como también esos factores obligaban a una respuesta de altura. Por desgracia, el PSOE optó por Óscar Puente, que pareció en su primera intervención un 'hooligan' y no el representante de un partido de Estado.
Este miércoles concluirá el debate y se votará. Veremos qué pasa pero la primera jornada deja claro que si no es presidente, Feijóo sí da la talla como líder de la oposición.
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