Ya se sabe que normalmente la victoria tiene muchos padres (y madres), mientras que la derrota suele ser huérfana. Pero hay veces en que la ... derrota suele ir acompañada de la identificación hasta el último detalle de quienes han participado en ella. Es lo que ha sucedido con la selección española de fútbol, que el domingo cayó eliminada en la tanda de penaltis en la final de la Eurocopa ante Inglaterra.
Lo de menos fue que los penaltis son algo así como una lotería, donde hasta el más experto puede fallar. Lo irrelevante fue que también quienes están bajo los tres palos hacen su trabajo. Lo que se pasó por alto fue que España no tenía experiencia en ganar una Eurocopa, mientras que su rival sí... Lo que llegó tras el penalti que cerró la tanda fue un señalamiento a las jugadoras y a su entrenadora bastante cruel. Y machista.
Durante toda la Eurocopa, en algunos medios y, sobre todo, en las redes sociales se ha escrutado a la selección femenina con el microscopio del machismo. Para empezar, se pone el foco en la condición sexual de algunas futbolistas, en especial las más populares, algo que no se hace con ellos -imagino que porque se da por hecho que ellos sí se ajustan a los cánones de la pretendida corrección sexual-. Junto a eso, se analizan las sonrisas cuando las hay y se busca una segunda intención en las mismas, al igual que si hay un rictus serio se le busca un motivo oscuro. Y, para más inri, cuando llegan las victorias de España y el equipo hace pasillo de honor a las derrotadas, se las critica porque sientan un precedente poco recomendable, mientras que si, como sucedió el domingo, al acabar el encuentro hubo jugadoras españolas que estuvieron hablando distendidamente con las inglesas, no fue porque se conocieran de tanto competir y en algunos casos hasta por jugar en los mismos equipos, sino porque entre ellas hay un colegueo que va mucho más allá de lo admisible en un deporte de competición...
Ya no está el impresentable de Luis Rubiales pero queda mucho por avanzar. Puestos a ver el vaso medio lleno, me quedo con el éxito de audiencia de la retransmisión de la final:casi seis de cada diez espectadores estuvieron enganchados a la misma. Quiero pensar que no lo hicieron para detenerse en si Mariona y sus compañeras del Arsenal se consolaban mutuamente tras los penaltis o en cómo eran los abrazos entre unas y otras... pero eso, a vuelapluma, es lo que domina seis de cada cuatro comentarios mediáticos posteriores.
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