Una Conferencia inútil
Sevilla ha acogido la cuarta edición de la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, un foro al más alto nivel auspiciado por la Organización ... de Naciones Unidas (ONU) y que arrancó con un encuentro presidido por los Reyes de España. Evidentemente, hay que felicitar a la ONU por el acierto de elegir una ciudad tan espectacular como la capital andaluza, donde cualquier visitante puede darse un baño de historia y arte con solo pasear por el centro, y a los sevillanos por el volumen de negocio que dejará el evento en su ciudad, a pesar, por supuesto, de las lógicas molestias por los controles de seguridad.
Otra cosa es que la conferencia en cuestión sirva para algo práctico. Es más, quizás lo que toca preguntarse ya es la utilidad real de Naciones Unidas, que se ha convertido en un espectador de lujo de conflictos que no resuelve, ya sea porque se enquistan o simplemente porque se impone la ley del más fuerte.
Desde que se articuló la figura del veto en las resoluciones del Consejo de Seguridad, la ONU es una especie de muerto viviente. Y esa condición ha ido a peor desde que algunas grandes potencias, con Estados Unidos a la cabeza, han empezado a recortar sus aportaciones a los programas de la ONU de mayor calado social porque entienden que la atención a los derechos humanos es parte de la cultura 'woke'.
Si preguntamos por el papel de la ONU en los conflictos de Ucrania y Gaza, se nos cae el alma a los pies. Otro tanto si lo hacemos por otros contenciosos latentes en África y Asia, empezando, por aquello de la proximidad, por el del Sáhara Occidental. En todos ellos va pasando el tiempo y Naciones Unidas no solo no resuelve, sino que apenas actúa. Cuando manda a sus cascos azules, es mayormente para que se atrincheren en sus cuarteles y hagan prácticas casi como quien va de veraneo.
El evento sevillano busca afianzar la financiación de proyectos para el desarrollo socieconómico, con el objetivo de minimizar la brecha entre unos países inmensamente ricos y otros colosalmente pobres. Pero eso será más difícil en el actual contexto, donde el Primer Mundo acaba de poner como prioridad un rearme que todavía no sabemos a qué conducirá, pero que históricamente ha sido la antesala de grandes conflictos bélicos. Porque la máquina del dinero no puede inundar de billetes el planeta sin el sustento de producto real, de manera que si hay que poner más cuartos en el capítulo de armamento, se restarán otros tantos en las labores sociales y en la cooperación al desarrollo.
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