Era de esperar
Por si le interesa ·
Alguien que conozca de verdad cómo nos las gastamos los españoles podría siquiera imaginarse un proceso de vacunación contra la covid limpio, transparente y ordenado y con un estricto cumplimiento de los protocolos? La realidad es tozuda y prueba que no. Está visto que aquello de que íbamos a salir de la pandemia siendo mejores personas era una consigna más propia de un manual de autoayuda para facilitarnos el trance por la incertidumbre y el dolor de aquellos meses de confinamiento que una previsión racional de cambio en una sociedad que hace tiempo que huele a podrido.
Y es que, aunque es verdad que no todos somos iguales y que esos comportamientos son casi siempre el reflejo de una minoría, no es menos cierto que una fruta mala en el frutero echa a perder al resto. En esas estamos. Y lo peor es que estoy convencido de que solo nos enteramos de la punta del iceberg. Estos políticos oportunistas, de uno y otro signo (para esto, para el fraude y la corrupción, no existen las ideologías), son en realidad los cabezas de turco de un mal sistémico que emponzoña nuestra convivencia: la máxima del sálvese quien pueda.
Es triste que asistamos a esta irritante falta de solidaridad y de empatía en mitad de una devastadora pandemia que se ha llevado por delante, y se sigue llevando, miles de vidas. Me indigna pensar que muera gente sin haberse podido vacunar y que personas a las que no les tocaba ya puedan estar inmunes. Y me indigna mucho más el cinismo de las excusas de los infractores y también las de los partidos bajo cuyo paraguas se garantizan otro privilegio de esos que no vienen en el manual de instrucciones de la democracia.