Espera que me siente
Del director ·
Si hay un problema, no se puede esperar que la solución la aporte quien ha sido parteNo hace falta leer entre líneas para concluir de las declaraciones ayer del presidente de Canarias su preocupación ante la sensación de que la inseguridad se acrecienta. Como bien dice, estamos hablando de sensaciones, impresiones, temores... esto es, una carga de subjetividad. Pero, sobre todo en los tiempos de corren, lo relevante para buena parte de la sociedad no es tanto lo que realmente pasa como lo que creen que pasa. No deja de ser algo que ha ocurrido varias veces en la historia pero ahora se acrecienta. Llámese sociedad líquida, llámese falta de raciocinio, lo cierto es que son los tiempos y toca lidiar con ellos.
El presidente Torres se puso ayer del lado de una parte mayoritaria de la sociedad. No esa que se ha instalado abiertamente en la xenofobia, sino en la que está preocupada por lo que oye, lo que le llega y algunas cosas que ve. Y, sobre todo, esa parte de la ciudadanía que ansía que le expliquen qué ocurre en realidad y qué se está haciendo.
Y ahí está donde está el problema. Que sospecho que Torres puede sentarse y esperar a que le lleguen las explicaciones. Se lo pidió ayer al delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, el mismo al que se le pidió un informe sobre el funcionamiento del servicio de vigilancia del litoral, un documento que sigue guardado bajo siete llaves a pesar de que se conoce lo que pone: existe un agujero en la vigilancia en el litoral de Lanzarote, faltan medios y personal y el problema lleva años arrastrándose. Más aún: estamos hablando de la misma Delegación del Gobierno que todavía no se ha dignado a aclarar el lamentable episodio de los 227 inmigrantes que fueron soltados en el muelle de Arguineguín sin preocuparse de dónde se iban a alojar.
Pedirle, por tanto, ahora a Pestana que aclare si hay o no inseguridad es lo correcto institucionalmente pero es un callejón sin salida. Porque si hay un problema, no se puede esperar que la solución la aporte quien ha sido parte de ese problema. Yseguramente es por lealtad a las órdenes ministeriales, pero también se da por hecho que los cargos públicos son leales al interés ciudadano, y no a lo que le interesa a quien está encima en la estructura de poder.
En lugar de sentarse y esperar a que una Delegación del Gobierno cómplice por acción o por dejación de este cóctel explosivo que es Canarias, quizás sea más efectivo plantarse en Moncloa con unos cuantos alcaldes y dirigentes vecinales. Ellos son testigos de la Canarias real, que no es la burbuja de la Plaza de la Feria.