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Bardinia

Universos paralelos y me llevo una

Emilio González Déniz

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 13 de febrero 2024, 08:34

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Confieso que, desde niño, miraba al cielo nocturno y sentía vértigo. Entonces no había contaminación lumínica, y en las noches de luna nueva despejadas, desde ... un lugar de las medianías de la isla se miraba a un infinito en el que los contrastes eran nítidos, porque la farola más cercana estaba a muchos kilómetros y la pobre intensidad de su luz apenas rompía la oscuridad en un radio de muy pocos metros. El cielo, lleno de puntos luminosos, unos parpadeantes, otros agresivos por su brillo permanente, eran una compañía bellísima y al mismo tiempo inquietante, porque, a los pocos minutos de estar tumbado mirando el cielo, esas luces adquirían una especie de tridimensionalidad. Cuando en la escuela, el maestro dijo que había estrellas tan lejanas que veíamos pero que ya no existían, y nos seguía llegando su luz, me pareció que el maestro deliraba, pero, con mi incredulidad, aumentó mi desasosiego, aunque, con lo de años-luz, las velocidades a las que se mueven los astros o la propia existencia del universo, entonces no entendía nada. Ahora tampoco.

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