Volantazo injustificado
Quizás lo que debió hacer Pedro Sánchez es imitar a Aragonès y precipitar el fin de la legislatura estatal
En una decisión que no sometió a deliberación en el Consejo de Ministros, que tampoco llevó al seno de la Ejecutiva Federal del Partido Socialista ... y que también pilló por sorpresa a Sumar, su socio de gobierno, el presidente Pedro Sánchez ha optado por la prórroga de los Presupuestos del Estado y poner en marcha la maquinaria para la aprobación de los correspondientes a 2025. Se trata de una medida reservada a circunstancias excepcionales pero no es el caso. Es la reacción al anuncio del presidente Pere Aragonès, de que da por finalizada la legislatura ante el rechazo a las cuentas elevadas al Parlamento, de manera que en mayo los catalanes tendrán que pronunciarse en las urnas.
Por mucho peso que tenga la política catalana en la estatal, la reacción de Sánchez es injustificable, al tiempo que evidencia ausencia de la responsabilidad que se le exige a un gobernante. Pero, sobre todo, revela que tenemos en La Moncloa a un presidente que actúa en función de los intereses de sus socios catalanes. Y todo ello con el añadido de que ERC y Junts no siguen una hoja de ruta común, sino que están abiertamente enfrentados por acaparar el espacio independentista. Para más inri, el aplazamiento presupuestario ordenado por Sánchez llega en la misma semana en que el PSOE une sus votos a los de esos partidos independentistas, Sumar, el PNV, Bildu y el BNG para sacar adelante la ley de amnistía. Si quería ser coherente con lo ocurrido en Cataluña, Sánchez podía haber ordenado a su partido frenar también esa medida de gracia, de la que se beneficiarán precisamente los que han conducido a esa autonomía a un callejón sin salida que tendrá que resolverse en las urnas de manera precipitada.
Los Presupuestos Generales del Estado son piedra angular en el funcionamiento de un país. Definen las directrices económicas y marcan los compromisos de gasto público de la Administración, al tiempo que condicionan también en gran medida las cuentas de autonomías y corporaciones locales. Todo eso se lo carga Sánchez para este año en un volantazo con rumbo desconocido.
Si tan grave le parece al presidente lo ocurrido en el Parlamento catalán, quizás lo que debió hacer es imitar a Aragonès y precipitar el fin de la legislatura estatal. Es su potestad y es lo que se espera de quien o no tiene claros los apoyos o no quiere seguir pagando un peaje inaceptable por ellos.
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