La agonía debe acabar
La única salida es que el presidente Sánchez acabe con la agonía, asuma sus responsabilidades políticas y convoque elecciones
La entrada de los agentes de la UCO el viernes pasado en Ferraz, sede del Partido Socialista, y en el Ministerio de Transportes es la ... imagen más gráfica del alcance del escándalo de corrupción que atenazan al Gobierno, al PSOE y a quien está al frente de ambos: Pedro Sánchez. Salvando las distancias, recuerda a la conmoción que sacudió al PP cuando la Policía registró su central de Génova, en un intento de hallar la 'caja B' descrita en los papeles de Bárcenas. Los ordenadores buscados en aquel momento por los investigadores son ahora cuentas de correo electrónico clonadas de Santos Cerdán, el dimitido secretario de Organización de los socialistas y presunto gestor de las mordidas a cambio de contratos públicos. A eso se añaden los discos duros incautados en oficinas de empresarios corruptos o en la misma casa del exministro José Luis Ábalos, incluso uno oculto por una de sus muchas compañeras ocasionales.
Para Mariano Rajoy fue el principio del fin tras una lenta agonía, derrotado en la moción de censura de Pedro Sánchez. Para Sánchez, podría ser la puntilla a una legislatura abocada al abismo y que venía ya lastrada por el choque contra poderes públicos como la Judicatura y el avance de los frentes judiciales que le acorralan: las investigaciones a su mujer, a su hermano y al fiscal general, los dos últimos al borde del banquillo. El elocuente distanciamiento de sus socios parlamentarios remarca la crisis de confianza en el presidente, pese a su obstinada resistencia. Aunque sea con maniobras de distracción como el informe sobre el apagón, la abolición de la prostitución o el plante a la OTAN, asuntos de calado que merecen un debate serio, pero casualmente aireados en el momento más nauseabundo de las revelaciones de quienes eran sus colaboradores más estrechos.
Ni el Gobierno ni el PSOE, con un núcleo duro formado por 'barones' –ministros nombrados por Sánchez–, han dado muestras de eficacia contra la crisis. Atrapado en el callejón sin salida del 'y tú más' mientras persiste el temor a nuevos datos comprometedores, el país se ve arrastrado al descrédito. Ante la evidencia de que, al menos a día de hoy, una moción de censura es inviable, la única salida es que el presidente Sánchez acabe con la agonía, asuma sus responsabilidades políticas y convoque elecciones.
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