Del 28M a las generales
Editorial ·
¿Tenía otras opciones el presidente? Evidentemente síSin consultarlo con el partido, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE compareció tras el fiasco de su formación política el 28 de ... mayo y anunció el adelanto de las elecciones generales, de manera que el 23 de julio los españoles estamos llamados a las urnas para renovar el Congreso y el Senado. El mismo Pedro Sánchez que se pasó toda la campaña de los comicios autonómicos y locales subrayando que no eran unas primarias de las generales, al final se desdijo y optó por una salida que sus fieles reconocen que es arriesgada, mientras que la oposición subraya que, haga lo que haga, no tiene margen para que el PSOE recupere el crédito perdido entre los españoles.
¿Tenía otras opciones el presidente? Evidentemente sí. Podía seguir como hasta ahora, con el inconveniente de que un Gobierno fracturado, con Unidas Podemos jugando a ser oposición al PSOE y con Yolanda Díaz tratando de consolidar su nueva plataforma política, suponía continuar la agonía de los últimos meses. Igualmente tenía la posibilidad de acometer una crisis de Gobierno, remodelando el gabinete, prescindiendo precisamente de Unidas Podemos y fiando la recuperación del PSOE a un Ejecutivo monocolor y cohesionado. Y había una tercera opción: dimitir como presidente y secretario general, asumiendo que la derrota del 28M tiene mucho que ver con su gestión.
En lugar de uno de esos tres escenarios, buscó el que mayor capacidad de sorpresa tenía, quizás tratando de centrar en él la atención y que se diluyera la lectura de la pérdida de votos y, en consecuencia, de poder en autonomías y ayuntamientos. Pero ni así está logrando Sánchez calmar las aguas de su partido, como tampoco en las formaciones a su izquierda. El Comité Federal socialista de este sábado estuvo marcado, por un lado, por las significativas ausencias de varios líderes territoriales, barones que no se ocultan al culpar a Sánchez y a su Gobierno del desaguisado electoral y, por otro, por el malestar ante las imposiciones en las candidaturas para salvar a ministros y otros altos cargos.
En cuanto a Unidas Podemos y Sumar, el acuerdo in extremis del viernes no garantiza la convivencia ni candidaturas conjuntas que convenzan a unos y a otros. El empeño de Podemos por 'salvar' a Irene Montero es difícil de explicar: ¿cuántos cientos de episodios más de rebajas de condenas por delitos sexuales y excarcelaciones hacen falta para que entienda que la responsabilidad política pasa por no ser de nuevo candidata? En Sumar no la quieren para restar y no verlo es una ceguera impropia de políticos de altura. En ese empeño, Montero y Sánchez caminan de la mano.
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