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Directo Matilde Asián aborda los presupuestos de Hacienda para 2025

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Lunes en África

El viernes dirán bye bye, y ahí se quedará la Unión Europea con sus normas y sus sirenas, mirando los celajes. Los británicos abandonan la nave. Con su despedida se abre una fosa en la que caerá, si nadie lo remedia, la potencia que debía sostener los equilibrios del mundo. Hasta ahora, la singularidad británica ha servido para esquivar otras cuestiones de fondo. Por ejemplo, las referidas a los errores que pudieron cometerse era el continente para abrir el espacio de fuga. Porque no se va cualquiera; a partir de ahora, Europa se convierte en un espacio común cuyo idioma oficial será extranjero. ¿Nadie en esta orilla se ha equivocado en ningún momento del proceso?

Las pruebas apuntan a que no hubo, ni habrá, reconocimiento de error alguno que altere la dinámica europeísta. Toda la política se hunde en esta ciénaga ética; los errores son siempre ajenos, un problema del otro. Es la premisa necesaria para el triunfo de todo lo que gobierna la actualidad; lo que unos denominan multilateralismo no es más que la ley de una selva donde la mala hierba crece imparable. Desde la concejalía más discreta hasta el más poderoso de los presidentes, la mentira es hoy la gran herramienta institucional, moneda de cualquier presupuesto. La integración europea, como sociedad capaz de equilibrar las diferencias entre ricos y pobres, es un modelo francamente obsoleto, un árbol devorado por sus propias raíces y por un entorno hostil. Desde Rusia a China, desde Trump a Brasil.

Puede que la economía soporte el brexit o no se crea el desgaste climático. Sabemos que los líderes actuales son capaces de destruir lo que tengan a mano con tal de mantener el poder, sobran los ejemplos. Todos presumen de lo mismo: primero, las personas. Pero la educación es hoy un verdadero cachondeo.

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canarias7 Despedida británica