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¿De verdad todas las ideas son respetables?

«Hay ideas que atentan contra los derechos más básicos de las personas. Y no son, en absoluto, respetables»

Jueves, 1 de enero 1970

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Gaumet Florido

Escuchaba una tertulia en la radio, de estas mañaneras. Y los compañeros periodistas de repente se enfrascaron en una porfía sobre si Podemos y Vox podían compararse; sobre si, como sostienen algunos, vienen a ser lo mismo, solo que de dos extremos distintos. Y uno de los contertulios, veterano él, quiso zanjar la discusión al soltar, a modo de sentencia, que todas las ideas son respetables. En democracia se antoja una máxima plausible. Al menos atendiendo a aquel principio según el cual el imperio de la ley, que es el que rige en sistemas como el nuestro, no persigue las ideas, sino las acciones.

Pero me pregunto: ¿de verdad son todas las ideas respetables? Tengo claro que no. Por mucho que haya libertad de pensamiento y que cualquiera puede defender la idea que quiera, no todas las ideas son respetables. De ninguna manera. De entrada, y entrando al trapo de esa manida y maniquea porfía, ¿es lo mismo discutir la monarquía como forma de organización del Estado, que es, por ejemplo, lo que reivindica Podemos, que revisar derechos civiles que han hecho más iguales a los ciudadanos de este país, que es lo que plantea Vox? Desde luego que no, y lo digo pese a que me sitúo entre los que defienden la monarquía parlamentaria española. Tengo muchos defectos y ese es uno, qué le vamos a hacer, pero entiendo perfectamente que haya mucha gente que no comparta y discuta ese modelo.

Dejando a un lado esta controversia Podemos versus Vox, me niego a respetar, por ejemplo, que alguien diga que ser gay o lesbiana es una enfermedad. Hoy no se sostiene. Es falso, luego no es respetable. O que defienda, no sé, imaginen, que solo son inmigrantes los que matan a sus mujeres, como algunos han afirmado sin rubor, y que, por tanto, eso justifica que haya que prohibirles la entrada en el país. Tampoco podría respetar, por ejemplo, aquellas ideas que hagan apología de la violencia, o que apuesten por la pena de muerte como sistema de castigo del Estado. ¿Es respetable que alguien afirme que el holocausto fue una invención de los aliados? ¿O que afirme que los negros son una raza inferior? ¿O que quieran imponer la enseñanza del creacionismo en las escuelas?

Estoy exagerando, pero seguro que hay casas y barras de bar donde encontrará gente que defienda semejantes barbaridades. Es verdad que no se puede penalizar que alguien piense así, pero sí soy partidario de que se pueda impedir que los que defiendan semejantes posturas ocupen espacios de representación del pueblo. ¿O no fue eso lo que se hizo con los que defendían, o no condenaban, la violencia terrorista de ETA? Hay ideas que atentan contra los derechos más básicos de las personas. Y no son, en absoluto, respetables.

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