Palabras de sacristán, palabras de sacrílego
España presenta la tasa de pobreza infantil más alta de toda Europa, con unos 2,3 millones de niños y adolescentes con casi absoluta imposibilidad de acceso a los recursos y necesidades más básicas y elementales, incluida la alimentación
Diputado autonómico del Partido Popular de Canarias. Director de empresas y organizaciones turísticas
Sábado, 21 de junio 2025, 08:55
Las dos principales acepciones que la RAE asigna al término 'sacristán' se refieren, por un lado, a la persona que en las iglesias tiene a ... su cargo ayudar al sacerdote en el servicio del altar, y cuidar de los ornamentos y de la limpieza y el aseo de la iglesia y sacristía; y, por otro lado, a la dignidad eclesiástica a cuyo cargo estaba la guarda y custodia de los vasos, vestiduras y libros sagrados, y la vigilancia de todos los dependientes de la sacristía.
Ayudar, altar, cuidar, limpieza, aseo, dignidad, guarda y custodia, libros sagrados, vigilancia. Los términos extraídos de dichas definiciones que, por sí solos, lo explican y sitúan todo, incluso más allá del ámbito eclesiástico. En una empresa, organización, institución, asociación o partido político.
Tras la doble representación teatral de Pedro Sánchez en rueda de prensa (primero en modo ojos del gato –triste- con botas; luego modo envalentonado) para exponer sus singulares argumentos en torno a los casos de corrupción y de prostitución de todo su entorno y que, bajo su liderazgo, manchan, marcan y lastran ya para siempre a un partido político con 146 años de historia, dos auténticos sacristanes han tomado también la palabra.
De una parte, el magnífico actor y director de cine, teatro y televisión, José Sacristán –en su época dorada, uno de los más taquilleros de nuestro cine patrio, junto a los míticos Alfredo Landa y José Luis López Vázquez-. Una personalidad que siempre se ha reconocido públicamente a sí mismo votante de izquierdas, con un destacado posicionamiento a favor de las causas justas y de la igualdad.
Y precisamente por esa su más que respetable identificación política, el que sus sentidas declaraciones acerca de la situación de este actual incomprensible PSOE hayan sido de las más contundentes tras destaparse todo el fango de corruptelas y sordidez en la cúspide de 'su' partido de toda la vida.
Durante la presentación de 'Caminando con Antonio Machado', obra teatral que dirige y protagoniza en el teatro Fernán Gómez, de Madrid, Sacristán ha afirmado con rotundidad que lo ocurrido con el caso Koldo es (sic) «vergonzoso, terrible y lamentable. Es un punto y aparte en la historia del PSOE. Que no se anden con paños calientes, esto no se soluciona ni muchísimo menos pidiendo perdón y haciendo estas propuestas de una inmediatez insuficiente a todas luces…La situación es terrible, sin paliativos, vergonzosa, y no es una solución el hacer comparaciones, ya está bien del 'y tú más'…esto es sencillamente impresentable y la solución tiene que ser terminante».
Que dignidad la suya. Y que tristeza –compasiva- la de contemplar horas después a toda la bancada socialista puesta en pie aplaudiendo a Sánchez en el hemiciclo, cual coreanos del norte a Kim Jong-un, so pena de posiblemente verse eliminados de futuribles listas de candidaturas electorales o similares. Igual que antes aplaudían y ponían las manos en el fuego también por Ábalos y Cerdán. Un primer aplauso es desconocimiento. Un segundo, desconcierto. Un tercero, deshonra (propia).
Por otra parte, el siguiente sacristán que también ha tomado la palabra en estos turbulentos días ha sido el magistrado y expresidente del Tribunal Supremo y del Consejo del Poder Judicial, Carlos Lesmes. El cual, con motivo de la entrega del Premio Especial Jurídico que le entregaba la Fundación Marqués de Oliva en reconocimiento a su dilatada y ejemplar trayectoria, volvió a reivindicar el respeto a la independencia judicial.
Tras manifestar primeramente su sentido agradecimiento por el galardón que se le concedía, Carlos Lesmes hizo gala de un discurso con el que más de uno y de una debiera desayunarse todas las mañanas antes que aprenderse y repetir como loro o cacatúa la frase de laboratorio diseñada para defender lo indefendible.
Ante una ensimismada audiencia, Lesmes expresó que «las democracias se gobiernan con las leyes, también con la ley de presupuestos. Y las leyes las interpretan y las aplican los jueces. Las decisiones de los jueces tienen que ser respetadas, porque el respeto a la decisión judicial es el respeto a la ley. Cuando no se respeta la decisión judicial, no se está respetando la ley. Y cuando no se respeta la ley, la propia democracia se tambalea».
Para continuar recordando a Adam Smith y su obra 'La riqueza de las naciones', con el factor clave de dicha riqueza señalado por el economista y filósofo escocés: la fortaleza institucional. «Hay leyes que rigen, y que se aplican por los jueces con independencia e imparcialidad. La vocación de servicio a la justicia es la mejor forma de servir a España, y este momento que vivimos no es un buen momento. Es una situación de auténtico acoso (a la Justicia)».
«Hace unos años España sufrió una enorme crisis institucional» (refiriéndose al golpe de estado independentista). Y continuó, «es más, una crisis existencial. La más importante, la más grave en los últimos 80 años. Y los jueces fueron llamados a re-establecer el orden jurídico que había sido perturbado. Algunos de ellos fueron insultados, incluso desde la tribuna del Congreso de los Diputados, se arrojó basura a las puertas de sus casas, pero ellos se limitaron a cumplir con su deber. Con su deber para con su país, y con la Constitución y con la Ley».
«Lo mismo», dijo Lesmes, «que estos últimos meses en que unos jueces que están investigando causas de corrupción, y que también han sido acosados, insultados, llamados ignorantes, prevaricadores y unas cuantas cosas más. Pero no voy a ser pesimista, y les diré que la Justicia española resistirá. Y la independencia de nuestros jueces quedará preservada. Porque lo garantiza nuestra Constitución. Por la pertenencia de España a la Unión Europea. Y por los 5.600 jueces, hombres y mujeres, que en España sirven con profesionalidad y sentido del servicio. Y que procuran una sociedad más justa, más igualitaria, más libre, …y que obligan a los poderes públicos a someterse a la Ley y al Derecho como manda la Constitución».
Menuda ovación -con los asistentes puestos en pie-, generada por ese contraste emocional de fondo entre aquella riqueza smithniana de las naciones asentada sobre la fortaleza institucional; y la riqueza del colectivo sanchista 'supuestamente' forjada sobre nuestro desmembramiento y desmoronamiento institucional, económico y moral.
Así como sacrílego es aquel o aquello que comete o sirve para cometer sacrilegio, -esto es, lesión o profanación de cosa, persona o lugar sagrados-, la Constitución española es la norma suprema de nuestro ordenamiento jurídico a la que están/estamos sujetos todos los poderes públicos y ciudadanos de nuestro país. Y aquí llevamos años con un grupo de sacrílegos asaltando a esta última.
Y, sin embargo, la continua y retorcida retórica sanchista desde que se aupara a la secretaría del partido socialista, quizás por «dos papeletas más», ha venido mostrando una y otra vez la naturaleza de su único objetivo: mantenerse en el poder a cualquier precio, menospreciar a la inmensa mayoría social de España, someterse a los declarados enemigos de nuestro país (con el epítome de Santos Cerdán como interlocutor del prófugo), y despreciar las reglas justas del juego que nos aplican a todos.
Según el reciente informe 'El estado de la pobreza' elaborado por la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español, se estima que en nuestro país hay 12,5 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social (un 25% de nuestra población total).
De dichas cifras y datos, los más duros y crudos: España presenta la tasa de pobreza infantil más alta de toda Europa, con unos 2,3 millones de niños y adolescentes con casi absoluta imposibilidad de acceso a los recursos y necesidades más básicas y elementales, incluida la alimentación.
«Son las cinco y no he comido». Ni procedía ni correspondía. Como tampoco todo lo demás.
Recuerden: ayudar, altar, cuidar, limpieza, aseo, dignidad, guarda y custodia, libros sagrados, vigilancia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión