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De 1978, destacar tres hitos de final a principio de aquel año. El 6 de diciembre, el 87,78% de los votantes españoles ratificaba la aprobación del Proyecto de nuestra actual Constitución. El 25 de junio, Argentina se proclamaba campeona del mundo de fútbol al ... vencer por 3 goles a 1 a Holanda. Y el 26 de marzo, se estrenaba en nuestro país a través de la única televisión existente, TVE, la serie española 'Cañas y barro', basada en el libro homónimo del escritor Vicente Blasco Ibáñez.
A todos nos pasa que, de nuestra más tierna infancia, hay recuerdos y vivencias que se quedan grabadas de forma nítida, a pesar de nuestra corta edad. Pudiendo revivirlos en cualquier momento como si hubieran acontecido ayer mismo, en lugar de hace cuatro o cinco décadas.
De aquel 1978 en que este que les escribe ya contaba con cinco años de existencia sobre la faz de esta inigualable ciudad (a pesar de su actual y lamentable estado de caos organizativo y abandono) que es Las Palmas de Gran Canaria, les reconozco no albergar recuerdo alguno del día del referéndum.
Tampoco del día en que el Matador, Mario Alberto Kempes (jugador del Valencia CF), destrozaba nuevamente las ilusiones futboleras de los tulipanes holandeses (que ya habían sido derrotados en la final del Mundial anterior por sus vecinos los alemanes de Beckenbauer).
Pero, curiosamente, sí recuerdo nítidamente como mi madre (embarazada de nuestro queridísimo, añorado y recordado Daniel) y mi padre nos mandaban, a mi hermana Eva y a mí, a la cama porque empezaba una serie en la tele que tenía 'dos rombos', 'Cañas y barro'.
Recordando además que, con TVE como única emisora televisiva en España, los dos rombos indicaban que el contenido visual (y auditivo) que se iba a mostrar en pantalla no era adecuado para menores de 18 años. Ríanse hoy día, con internet como barra libre 'de todo'.
Y para que se entienda por qué 'Cañas y barro' tenía dos rombos de la época, basta atender a la sinopsis sobre la obra del escritor valenciano: «en una de sus novelas más valencianas, Blasco Ibáñez nos muestra la lucha del sexo y de la ambición de una mujer, Neleta, una mujer rozagante, de una fogosidad capaz de los mayores arrebatos, la cual hace de su vida un cálculo frío y una temblorosa voluptuosidad, que lleva a Tonet a consumar su trágico destino». Sexo, rozagante (atractiva, bella), fogosidad, … Imaginen el escándalo en aquella época con Franco fallecido tan sólo tres años antes.
Tal recuerdo de 'Cañas y barro' para un imberbe infante, marcado por una fugaz imagen captada de reojo camino de la cama: una especie de gondolero veneciano a lo 'spagnolo' empujando con un palo ('percha') una pequeña barquilla, abriéndose camino entre, precisamente, cañas y barro. Inicio del aprendizaje turístico básico sobre Valencia: arrozales, naranjas, sol y Albufera. Junto al Mediterráneo, un mar que, eso sí dado el orgullo canario, no llegaba en categoría a nuestro Atlántico.
Cinco años después del estreno de dicha serie, en ocasión de viaje familiar a Valencia, y en plena celebración del Mundial de España'82, nada como empezar a corroborar con los propios ojos la belleza física y emocional de una región tan singular. Con el añadido de Naranjito como tan mítica mascota representativa de nuestro país. Una mascota, una simple naranja, que desde Valencia servía para representar con orgullo a nuestro país a nivel mundial.
Y de aquel viaje y primer encuentro –de otros muchos que vendrían a posteriori- con Valencia, otro de los aspectos geográficos, climáticos y medioambientales aprendidos: el concepto de 'gota fría', una lluvia torrencial repentina que, en muy pocas horas, anega y destruye, en lo material y en lo humano, todo lo que encuentra a su paso.
De hecho, en octubre de aquel mismo 1982, una fuerte tormenta o gota fría provocó el desbordamiento del río Júcar y la ruptura de la presa de Tous, en un desastre natural que además de cuantísimos daños materiales, se llevó por delante la vida de 38 personas.
Pero es que 25 años antes, en 1957, y también en el mes de octubre, unas lluvias extremas provocaron el desbordamiento del río Turia que atravesaba la ciudad de Valencia, causando una destrucción generalizada de la ciudad y, lo peor de todo, llevándose por delante la vida de 81 personas.
Catástrofe del 57 que, del análisis de sus causas y de sus consecuencias, dio pie a una de las obras de ingeniería más importantes en la historia de España: el desvío del cauce del río Turia por fuera del centro de la capital valenciana, con una canalización capaz de asumir y soportar una DANA tan destructiva como la que este pasado 29 de octubre del presente 2024 ha afectado a la Comunidad Valenciana.
Razón por la cual la terrible cifra de muertes de esta actual tragedia (más de 200, según las últimas informaciones, y probablemente hasta casi 400, según las estimaciones del prestigioso diario británico 'The Times') no ha afectado en esta ocasión al corazón de la ciudad del Turia, y sí, por desgracia a poblaciones y municipios aledaños a la misma.
De ahí lo fundamental de que, en las catástrofes, -una vez atendidas y resueltas las prioridades humanas-, desde el punto de vista de la prevención se analicen o deban analizar los posibles errores, negligencias, y/o carencias cometidos y detectadas a nivel público-institucional, a fin de obtener conclusiones empíricas y ejecutar actuaciones pragmáticas como las que llevaron a la España en vías de desarrollo, en la década de los 60, a modificar el cauce del Turia por Valencia.
Al igual que, en materia de prevención, siempre valdrá más pecar por exceso que por defecto. Y poner fin de una vez por todas a las burlas, ironías y desatenciones por parte de un sector de la población que, en redes sociales o en actuaciones individuales, menoscaban o desdeñan las alertas oficiales de auténticos profesionales en la materia, aun finalmente no acontezca –o lo haga en menor intensidad de riesgo- el fenómeno natural del que se nos alerta.
En aquel patrio Mundial del 82 con Valencia por bandera, nuestra selección triunfó menos que los trajes de Emidio Tucci con los que se promocionaban unos conocidos almacenes, «trajes de campeonato presentados ahora por la selección española de fútbol…trajes que imponen su dominio en el campo del bien vestir…todo un ídolo de la elegancia en la España del 82».
Por desgracia, hoy nuestra bandera luce, abatida, a media asta por Valencia, Castilla-La Mancha, Andalucía... Y España entera se pone el traje de luto en honra y respeto por tantísimas personas fallecidas, con historias humanas que hacen inevitable desde la distancia derramar lágrimas al ver la tele, al escuchar la radio, al leer la prensa…
Vidas trágicamente perdidas entre tanto duro y casi inexpugnable amasijo de otro nunca deseado tipo de cañas y barro, diametralmente opuesto a aquel que venía a promocionar literaria y televisivamente a una tierra tan bella. Y que lo es y seguirá siendo. No lo duden, cuando pase todo, VisitValencia!
Amunt, Valencia, zona cero de la tragedia.
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