Curbelo y los Presupuestos
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La aprobación de las cuentas estatales no está clara, será una pugna sin cuartel en la que Casado deposita todas sus esperanzas para seguir vivo políticamenteEl 'clavijismo' sigue maniobrando en aras de romper el Pacto de las Flores. Con Fernando Clavijo de vuelta en primera línea y un proceso congresual en CC que se le antoja como un paseo dominical, sus energías se centran en atraer a Casimiro Curbelo. Los cantos de sirena que le brinda Clavijo es la mejor receta para sus aspiraciones. Ahora bien, Curbelo no moverá ficha hasta que se sepa qué ocurre con los Presupuestos Generales del Estado. Este será el caballo de batalla en otoño; más la evolución de la crisis económica en el archipiélago recrudecida por la ausencia de turismo. La aprobación de las cuentas estatales no está clara, será una pugna sin cuartel en la que Pablo Casado deposita todas sus esperanzas para seguir vivo políticamente. Pero dependerá, en buena medida, de las elecciones catalanas. Así que ya tenemos la segunda clave que le ronda a Curbelo: no actuar hasta que se despeje la campaña, la cita con las urnas y la gobernabilidad en Cataluña. Esto último, más la viabilidad o no de los Presupuestos, determinará la política tanto en Madrid como aquí. El efecto en cascada es indudable, para bien o para mal.
Atinando los plazos del calendario, sea el desenlace positivo o negativo para Pedro Sánchez, nos ponemos bien adentrados en 2021. Si los Presupuestos reciben luz verde, desparecen las tentaciones de Curbelo por cambiar de bando. Si fracasa Sánchez, aunque sea porque Podemos no esté dispuesto a tragar con el neoliberalismo mesetario de Ciudadanos, iríamos a unas elecciones generales que, a efectos prácticos, especialmente a tenor del escenario político en Canarias, se nos va un año y nos colocaríamos en el verano de 2021.
Ángel Víctor Torres y su equipo han cometido dos errores que, además, han podido costarle la Presidencia. El primero fue aceptar (sin ninguna necesidad) el encuentro virtual con Clavijo que supuso, y bien que lo sabía, validar como interlocutor político a Clavijo cuando, por cierto, todavía estaba investigado por el caso Grúas. Ese regalo que le hizo Torres es justo la presión que ahora le agobia e irá a más. Y, sobre todo, motiva que en el presente Curbelo pudiese sumarse a la operación de una moción de censura. El segundo lo perpetró el viceconsejero cuando proclamó públicamente que disolver el Parlamento es la forma de resolver las discrepancias entre los socios del Pacto de las Flores. Por supuesto, el viceconsejero dijo lo que dijo y, por lo tanto, era consciente de lo que implicaba y, atención, denota que en Presidencia ha habido multitud de conversaciones al respecto donde los temores han llevado a trabar semejantes respuestas precocinadas. Aceleró las inquietudes de Curbelo por distanciarse. Torres no puede cometer más fallos de esta naturaleza. Principalmente, porque el tiempo juega a su favor y eso en política vale oro. Los resultados electorales que deparará 2023 a las formaciones que componen el Pacto de las Flores es otro cantar. Pero no afecta a ASG con el voto totalmente insularizado. Y como le aconsejaría San Ignacio de Loyola a Curbelo: «en tiempos de tribulación, no hay que hacer mudanzas».
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