Corazón amarillo
Ultramar ·
Como símbolo aglutinador que es la UD Las Palmas es mucho más que una sociedad anónima deportivaPemítanme una breve digresión personal con la única pretensión de contextualizar este artículo. Fui abonado de la Unión Deportiva Las Palmas casi un cuarto de siglo. Gocé y sufrí en el Estadio Insular y transité al Gran Canaria para continuar disfrutando y padeciendo con este equipo nuestro, pero dejé de serlo justo el día en que, tras derrotar al Real Zaragoza. regresamos por última vez a la Primera División.
Había vivido gloriosos triunfos, seguido a los nuestros por campos peninsulares en la época estudiantil y soportado dolorosísimas derrotas y crueles descensos. De la Primera a la Segunda B y vuelta a empezar. Pero cuando retornamos a la Primera División, a «la mejor liga del mundo» aquel afán recaudador que se desató en la ya sociedad anónima, que terminó castigando a los fieles, «porque podíamos ver al Madrid o al Barcelona» decían, cuando lo que siempre quisimos fue deleitarnos con nuestra Unión Deportiva porque amarillo canario es nuestro corazón, mi ánimo se quebró y no volví a la grada, aunque nunca dejé de ver un solo partido, atendiendo a aquel desplante presidencial de «si les parecen caros los abonos que lo vean por la tele». Así sigo, porque del equipillo uno no se puede divorciar.
Sea cual sea la condición mercantil, por encima de todo está la camiseta amarilla, un indudable símbolo de identidad colectiva, que nació, precisamente, aunando voluntades, querencias, pasiones y representatividad para hacer realidad un solo equipo que fuese bandera y eso, al final, es lo que se impone y vuelve a demostrarse en estos días. La generosidad de aquellos cinco equipos fundadores que renunciaron a su futuro por un bien común sigue perpetuándose y ahí continúa en el sentimiento colectivo, «nuestro equipo señero y sin par», como reza el himno.
A sabiendas de que el fútbol hoy es un gran negocio, mal negocio puede hacerse si quienes andan en él obvian la situación depauperada del entorno en el que viven y la herencia recibida, ignorando que en esta actividad tan singular, además de lo mercantil, lo sentimental tiene un grandísimo valor, pues no en vano la mayoría lo que persigue es una excusa para ser feliz, aunque sea un instante.
Estuvimos, estamos y seguiremos estando con el equipo amarillo. Que no olviden, por tanto, los gestores que en los balances no solo han de computarse los dineros, que no pocos han venido de fondos públicos, porque como símbolo aglutinador que es, el único que aúna a todos los sectores, la Unión Deportiva Las Palmas es mucho más que una sociedad anónima deportiva.