Confinar o no confinar
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Si algo está científicamente demostrado es que sin salud no hay vida algunaSecciones
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Si algo está científicamente demostrado es que sin salud no hay vida algunaNo debe ser fácil tomar la decisión de confinar una región, una provincia, una isla, un municipio, un barrio, una calle o un bloque de viviendas. Tampoco debió ser fácil confinar un hotel completo, incluyendo a quienes pasaban las vacaciones en él y a quienes ... trabajaban en el mismo. Sin embargo, se hizo en tiempo y forma, se arbitraron las medidas precisas y aquella actuación, además de ejemplar, seguramente ayudó a contener en el minuto uno la expansión del coronavirus en el sur de Tenerife.
Ahora el debate vuelve a estar sobre la mesa. ¿Confinamos los lugares donde es evidente que la pandemia está fuera de control? ¿Mandamos a casa a los vecinos de la capital grancanaria, a los de toda la isla? ¿Hacemos otro tanto con Arrecife, con Lanzarote o con El Hierro? Se plantea lo mismo que en el estado de alarma: los que ponen en valor que la salud es lo primero y los que advierten del coste económico de un confinamiento. Pero sobre esto último, por desgracia empieza a ocurrir como cuando se excava tanto que se llega al punto en que sale agua y ya no se profundiza más: luego, el agua va subiendo y no calibramos la dimensión del agujero por literalmente nos hemos ahogado. Sin actividad económica dicen que no hay vida, pero si algo está científicamente demostrado es que sin salud no hay vida alguna. Miles de familias lo pueden contar dolorosamente con lo sufrido en estos meses desde que llegó el coronavirus y habitó entre nosotros. Seguro que si a cada uno de ellos le preguntamos qué prefieren, si recuperar al familiar que perdieron por la covid-19 o asegurar que la economía doméstica va mejor, tendrán una respuesta clara. ¿Usted no?
Esta semana ha pasado por Canarias la cúpula de TUI, el gigante de la turoperación alemán. Imagino los quiebros que tuvo que hacer el Gobierno de Canarias cada vez que los alemanes preguntaban qué estaba pasando y qué se estaba haciendo para contener la espiral de contagios. Y esta semana ya hemos escuchado a empresarios de otras islas plantear que quizás hay que hacer controles a quienes llegan por barco o por avión procedentes de las islas con más contagios.
No quiero que me confinen una semana, como seguramente tampoco lo desea nadie. Ni cuatro días ni uno. Pero si ese es el peaje que hay que pagar para detener la hemorragia de contagios y evitar los males mayores que ya padecimos, pues quizás ha llegado el momento del menor de los males. ¿Se podía haber evitado? Sospecho que sí pero para hablar de eso queda tiempo.
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