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Cebrián y la prensa
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Lo de antes, el bipartidismo imperante del 78 que gozaba de un oligopolio electoral indiscutible, no va a volverNunca imaginé como lector voraz de periódicos que un remoto día iba a desayunar con el 'El Mundo' publicando una entrevista a Juan Luis Cebrián con, desde luego, llamada en portada con una de sus declaraciones: «El PSOE es clientelista y eso es el fin de un partido». Pues esa jornada donde la cabecera de marras suele contener dos páginas con un personaje de relevancia fue el sábado pasado. Cuesta imaginarse este cruce periodístico entre dos rotativos que mantuvieron una feroz competencia y también el pronunciamiento de Cebrián que denuncia, en realidad, lo que es un mal de la mayoría de las siglas políticas: su burocratización, su ausencia de debate interno y su limitación a aparatos electorales (cada vez más exiguos) que son convocados cada cuatro años y después, en medio del mandato, si te vi no me acuerdo.
Cebrián fue el preboste mediático, amén de editorialistas y columnistas como Javier Pradera, del 'felipismo'. Fue el primer director de 'El País' y presidente del Grupo Prisa alcanzando su apogeo durante ese 'felipismo' que él mismo contribuyó a moldear. De hecho, Cebrián cuenta en sus memorias ('Primera página: Vida de un periodista 1944-1988'; Debate, 2016) cómo influyó en Felipe González tras las elecciones generales de 1982 para que Javier Solana fuese ministro. Un tiempo en el que la comunión entre 'El País' y los gobiernos de González cincelaron una época en la democracia con un PSOE que arrollaba en los comicios y que desde La Moncloa (1982-1996) cometió aciertos (expansión de los servicios públicos, internacionalización de España, consolidación de las clases medias…) como errores (los GAL, el desmantelamiento de la industria, los casos de corrupción…).
A efectos prácticos, hoy por hoy Pedro Sánchez (el 'nuevo' PSOE que bautizó) reniega de González, el exjefe del Ejecutivo carga contra el Gabinete de coalición conformado por socialistas y Podemos y 'El País' sufre para contener la pugna periodística que tiene con La Sexta de cara a personificar a la izquierda sociológica. Y en medio de este rebumbio, 'El Mundo' dio el campanazo el fin de semana donde Cebrián no se calló nada y descargó su criterio que, en el fondo, es un reflejo más de las presiones en Madrid para reeditar el bipartidismo y que el PSOE rompa con Pablo Iglesias.
Asistimos a un cambio de era que, tardando más o menos, nos llevará a otra dimensión política. Lo de antes, el bipartidismo imperante del 78 que gozaba de un oligopolio electoral indiscutible, no va a volver. Y todo ciclo estructural tiene sus propios partidos y medios de comunicación de referencia. La Transición consagró los suyos como antes ocurrió durante la Segunda República. Y eso genera miedo (es humano) tanto en las diversas formaciones políticas como en las empresas del sector periodístico: el viento cambia la tendencia histórica y el que no sepa resituarse quedará fuera de juego por completo. Que Cebrián se despachara a gusto en el diario que fustigó al 'felipismo' espoleado por Pedro J. Ramírez es un síntoma, por un lado, de que los parámetros de antaño se han desmoronado y, por el otro, que entre la confusión y el afán de atrincheramiento mutuo reconocen implícitamente el ocaso del mundo de ayer.
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