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Cataluña, el pulso continúa

Viernes, 22 de diciembre 2017, 07:38

El problema se enquista. La sociedad catalana sigue igual de dividida que antes, si acaso con una mayor conciencia política que así demuestra la alta participación. Pero todo apunta a un bloque independentista que, más allá de las pesquisas y contratiempos que generará la vía judicial, querrá conformar una mayoría, gobernar y retomar el afán separatista. Es un más de lo mismo cuya única respuesta desde Madrid solo podrá ser nuevamente la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Porque Mariano Rajoy seguirá sin asumir la dimensión del problema político y considera, no sin razón, que no toca negociar cuando se dinamita el Estado de Derecho. Rajoy siguiendo una lógica de sentido de Estado no logra recompensa electoral. No es la primera vez que ocurre en democracia. A veces el deber que uno considera que debe arrogarse es ingrato. Pero el público que aplaude el precepto 155 de la Carta Magna sí existe y sigue presente en Cataluña, lo único es que ha optado por Ciudadanos en vez del PP. Dicho de otra manera, no se castiga al PP por suspender la autonomía catalana (Ciudadanos también lo reclamaba) sino que se rompe con la tradición del bipartidismo (PP y PSOE) por la cual en diferentes momentos pactó con el nacionalismo periférico. Ese hartazgo cívico se ha volcado ahora a favor de Ciudadanos. Ahora bien, ¿el éxito de la formación de Albert Rivera se extenderá fuera de Cataluña? Está por ver, son palabras mayores. Ciudadanos jugaba en casa y en el resto de la España autonómica el centroderecha sigue apostando por el PP.

Tendremos un 2018 con una agenda política cargada, otra vez, con el asunto catalán. Con el reto independentista, la suspensión de la autonomía si llega el caso nuevamente y con las dudas sobre qué hará Carles Puigdemont desde Bruselas. El socialismo catalán mantiene el tipo. Pero hace tiempo que esta comunidad autónoma ya no conforma, junto a Andalucía, aquellos graneros de votos principales del PSOE para acceder a La Moncloa. Y es preocupante que los interlocutores más importantes en las Cortes Generales (PP y PSOE) dejen de serlo en Barcelona donde ahora Ciudadanos, de largo, ejercerá la función de oposición. Es un contraste. Inés Arrimadas ha obtenido un resultado electoral histórico pero de poco sirve cuando la CUP se une a Puigdemont y Oriol Junqueras.

A partir de ahora comienza una etapa con los habituales tira y afloja pero con la convicción de que la problemática permanece latente, que las urnas reflejan la ruptura social y que por muchos se pretende un formato de solución que no encaja en la legalidad actual. Y si vamos a reformar la Constitución que no sea por Cataluña, los independentistas no se calmarán con ello. Hace tiempo que están a lo suyo.

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