Canarias y el pueblo saharaui

La inercia favorece a Marruecos. Y el referéndum por la autodeterminación permanece aguardando a no se sabe qué

Rafael Álvarez Gil
RAFAEL ÁLVAREZ GIL

El Frente Polisario declara la guerra a Marruecos. El ataque del ejército marroquí, en una incursión de madrugada, rompe el alto el fuego decretado desde 1991. El conflicto va creciendo. De hecho, a finales de 2019 ya se alertó que podía desatarse la escalada bélica pues estaba latente. Sobre todo, tras la relajación de la Misión de Naciones Unidas para el referéndum en el Sáhara Occidental (Minurso) que ha mirado hacia otro lado ante la violación de los derechos humanos sufrida por los saharauis. Ya son demasiados años sin respuesta, sin reacción efectiva para solucionar un problema persistente y en el que, sin duda, España tiene una responsabilidad mayor si cabe desde que Marruecos en 1975 aprovechase la agonía de la dictadura franquista. El hartazgo del pueblo saharaui es patente, sigue sin celebrarse el referéndum pendiente tras la ocupación del territorio saharaui y la extracción de sus recursos naturales (la pesca y los fosfatos) por parte de Marruecos. Y en Tinduf los refugiados reclaman solventarlo. La MINURSO hace tiempo, desde mayo de 2019, que tiene sin cubrir el destino del enviado especial. Y eso beneficia a Marruecos.

Para Canarias esto puede suponer una estocada al turismo. Se acabaría la sensación de garantía de seguridad a juicio de los turoperadores que siempre recelaron de las trifulcas en el norte de África y hasta antes de la pandemia nos beneficiaba. Estamos hablando de una potencial guerra a 100 kilómetros mal contados desde Fuerteventura. Hay un llamamiento a las armas. Y el rol que Rusia y Argelia pueden desempeñar para añadir presión a Rabat es importante.

El Pacto de las Flores debe comprometerse a que La Moncloa reclame la celebración, cuanto antes y ordenada, del referéndum de descolonización de cara a involucrar a la comunidad internacional hasta la fecha adormilada para mayor tranquilidad del Consejo de Seguridad de la ONU. El Frente Polisario cuenta con su sensibilidad. Mantener una falsa calma no es solución para nadie. Bueno, sí, lo es para Marruecos que le interesa la política de hechos consumados. Ángel Víctor Torres debe tomar cartas en el asunto vía directa con la ministra de Asuntos Exteriores. Los integrantes del Pacto de las Flores deben requerirle actuar a la mayor brevedad. La cercanía y la simpatía de Canarias con el pueblo saharaui, como se demuestra cada año con la recepción y acogida de los niños saharauis entre otras cosas, no permite ni por asomo al Ejecutivo isleño la inacción. Por eso el Frente Polisario se mueve justo ahora: entre la impaciencia del transcurso de décadas y siendo sabedor de que ahora o nunca España puede (y debe) implicarse. La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) no está para paños calientes. La inercia favorece a Marruecos. Y el referéndum por la autodeterminación permanece aguardando a no se sabe qué. Es natural que se quiera implementar las soluciones que precisamente están cubiertas por la legalidad internacional. Y a Canarias le importa, y mucho.