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Bienvenidos a la nueva normalidad

Bienvenidos a la nueva normalidad

Jueves, 1 de enero 1970

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Todo parece indicar que Canarias ha hecho los deberes en este confinamiento ya que las cifras de contagios y fallecimientos siguen cayendo día a día. La insularidad, como apuntan todos los especialistas, nos ha valido por una vez en esta vida para algo tan importante como es aislarnos en época de pandemia, algo cuanto menos, paradójico. Los canarios siempre nos hemos quejado de nuestra lejanía, de la dificultad en la comunicación con el resto de España y, por consiguiente, de Europa. Incluso, el estar en una esquina allá abajo en los mapas dentro de un recuadro –si es que se acordaban de nosotros–, antes nos creaba complejos de inferioridad y ahora, en este 2020, nos ha valido para luchar contra el coronavirus de la mejor manera posible que es cerrando nuestras fronteras y combatiendo el bicho solo desde dentro.

Pues entramos en breve en la fase 1, ese lío de fechas y actividades permitidas o no por el gobierno, y la ciudadanía ya está un poco más liberada de las restricciones impuestas antes de sobrepasar la tan ansiada curva de contagios, pero eso no quiere decir que ya se haya superado el problema, ni mucho menos. Insisto con quienes hablo en que aún hay virus, no hay vacuna ni tratamiento, por lo que me sigo escandalizando al ver imágenes de cientos de personas en la laya haciendo lo que les parece, sin respetar las distancias ni los horarios. Lamentable. No solo porque se salten las normas puras y duras, sino porque esa inconsciencia sigue poniendo en peligro a los propios protagonistas, sus familias y entorno y, sobre todo, a los que sí respetan los espacios y horarios y ven saboteadas todas precauciones que toman.

Es lógico que haya ganas de salir y recuperar la normalidad, pero esa ya es historia. Estamos ante una nueva normalidad en la que hay que tener precaución, sobre todo, aquellos a los que el confinamiento ha afectado a nivel psicológico. En la ciudad china de Wuhan, epicentro del coronavirus, un 53% de la población tuvo que recibir atención psicológica y un 5% sufrió algún trastorno mental de cierta gravedad. Estos datos guían a los expertos para pronosticar el próximo escenario y, aunque en la mayor parte de los casos se trata de cuadros leves que se solucionan mediante consultas puntuales o a través de respuestas adaptativas, toda ayuda es necesaria. Este coronavirus se ha llevado muchas vidas por delante, pero también ha taladrado convivencias, parejas, familias y relaciones profesionales. Es hora de pasar página, tomar oxígeno y valorar lo que se tiene. Lo demás, ya forma parte de nuestro pasado.

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