Baloncesto
Del director ·
El mérito es mayor en un equipo de transición
Mientras el fútbol parece instalado en una locura derivada de la abundancia de dinero, incluso por parte de clubes que hasta ayer mismo se suponía que andaban en bancarrota, el baloncesto español acaba de dar una lección que sirve para reengancharse a los valores del deporte. De la mano de Sergio Scariolo, los españoles se han llevado el Campeonato de Europa con una selección en la que abundaban los casi desconocidos para el gran público.
Ayer fueron recibidos en Madrid como héroes jóvenes jugadores que seguramente van al supermercado de la esquina a hacer la compra y apenas son reconocidos por el resto de clientes. Jugadores que, sin embargo, hicieron equipo, esto es, formaron piña y sacaron a relucir calidad y orgullo a partes iguales.
El mérito es mayor cuando se esperaba más bien poca cosa de un equipo teóricamente de transición. Sin los hermanos Gasol, sin Ricky Rubio, sin Ibaka, sin el propio Aldama como teórica estrella de futuro, y con Llull lesionado, las quinielas pronosticaban un éxito si se pasaba de la primera fase pero poco más. Enfrente había equipos con jugadores que militan en la NBA pero también las predicciones fallaron: ni Doncic se colgó medalla ni los alemanes, que jugaban en casa, lo consiguieron. Quedaba Francia como otra de las dos favoritas, pero sus dos primeros cuartos en la final son una antología de errores y, sobre todo, de incapacidad ante la estrategia del equipo entrenado por Scariolo.
Espero que no se cometa el error de exigir a esta España recién llegada a lo más alto del podio del baloncesto que todo sean medallas. De eso no va el deporte y poner el listón demasiado elevado solo sirve para abonar el terreno a una decepción que muchas veces es injustificada. Los ganadores del domingo tendrá tiempo para ser héroes: a fecha de hoy son deportistas que nos han reconciliado con los valores de esa disciplina, que no es poco. Es más, muchos de ellos juntos ganan menos que algunas de esas estrellas de la NBA que también compitieron y que ni llegaron a la final.
La otra lección de ese equipo la da Lorenzo Brown, nacionalizado y pieza clave en algunos partidos, hasta el punto de ser incluido en el quinteto de oro al finalizar el torneo. No fueron pocas las críticas que recibió el deportista y la Federación de Baloncesto por dar por bueno que un extranjero se hiciera español para jugar en la selección. A ver cuando entendemos que las fronteras son lo de menos. Y en el deporte, el de verdad, no son nada.
