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Aplíquense, carajo

«Investiduras que se dilatan, gobiernos que no se concretan, instituciones paralizadas»

Jueves, 1 de enero 1970

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Y son capaces de decirnos que podríamos ir a unas cuartas elecciones generales en cuatro años. ¡Por el amor de dios!, si lo hay. Y en todas, si sumamos también las autonómicas y locales, los comportamientos, los mismos. Investiduras que se dilatan, gobiernos que no se concretan, instituciones paralizadas. Lo importante: el reparto de cargos. Todo un mercado persa.

Nos llamaron a votar y allá que fuimos. Lo hicieron llenándose la boca con palabras que anunciaban nuevos tiempos, resolución de problemas y atención a lo que España y Canarias necesitan. ¿Y? Pues que una vez que se hicieron con el botín, los votos, allá que se lanzaron a las refriegas para distribuírselo como mejor les conviene; sin importarles caer en contradicciones, sin preocuparles olvidar el valor de la palabra dada. Otra vez la política como farsa donde, como dice el maestro Raúl del Pozo, ya no hay buenos y no es mas que un melodrama que sigue con el argumento de la inconsistencia y el vaivén, una historia sucia y monótona que se repite una y otra vez. ¿De verdad que se trata de elegir entre lo repugnante y lo desastroso?

Todo atiende a una mera estrategia de poder para unos y otros colocar a los suyos, de lo que se concluye que va a ser verdad que en el éxito político pesan poco las ideas y mucho la crispación y el espectáculo. Para ejemplos, ahí tenemos el Gobierno de España, también el de Canarias, ahora enredado en los cargos intermedios, y el Cabildo de Gran Canaria, paralizados porque la prioridad es ver cómo se instrumentalizan esas instituciones.

Así, mientras dirimen sus cuitas, celos, recelos e inquinas personales; pensionistas, parados, precarios, falsos autónomos, asalariados con sueldos que no dan para vivir, pobres, enfermos en listas de espera, jóvenes sin posibilidad de independizarse, dependientes desesperados, familias que no llegan a final de mes, vayan a llorar al parque que para los elegidos la prioridad es retorcerse en las triquiñuelas de los pactos.

Hace unos días el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó la Encuesta de Condiciones de Vida de 2018. Los datos son una fotografía de esa sociedad que exige a esos que prometieron en campaña redimirla que se dejen de distracciones y se activen de una vez porque, mientras ellos andan en sus salpafueras mirando para lo suyo, una de cada tres personas de esta tierrita nuestra vive en riesgo de pobreza, el 61,2% de las familias tiene dificultades para acabar el mes, el 52,4% no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos y el 40,3% de los hogares isleños no se puede permitir ir de vacaciones.

Aplíquense, carajo. Basta ya de dilaciones. Con palabras de Víctor Lapuente, aprendan de los clásicos que la victoria moral no irá a quien destruya al adversario, sino al primero que tienda la mano para reconciliarse.

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