El espíritu navideño
Hay fechas en las que nos vemos impelidos a demostrar ciertas emociones y comportamientos. La Navidad es la doctora Honoris Causa de esas citas anuales. ... Llega eso que llamamos 'espíritu navideño'. A diferencia de los otros espíritus, el navideño no se manifiesta en forma corpórea, ni mueve objetos sin tino.
Se trata de esa sensación de 'buen rollito', amabilidad empalagosa, sonrisas de anuncio de pasta de dientes, abrazos a tutiplén y esa invasión de generosidad y amorosidad que se apodera de la gente (no toda).
Y no me entiendan mal. A mí, el espíritu navideño me rebosa por todos los poros de mi ser. Pero intento que la amabilidad, generosidad, sonrisas, buen humor, besos y abrazo no me abandonen el 7 de enero, que se queden conmigo a partir de ese día y poder compartilos con aquellas personas que me acompañan a lo largo de mi vida, todos los días. Esa gente que está a tu lado en las buenas, las malas y las peores. Los que te apoyan cuando las cosas vienen mal dadas y te advierten de tus errores con la sana intención de ayudarte a corregirlos. Los que se alegran más que tú cuando te pasa algo bueno y hacen que tu vida sea, sin duda, mucho mejor.
Amigos de toda la vida o gente que ha llegado hace poco a tu existencia, pero te sientes agradecida por ello, por su presencia.
También está la familia. Pero no la familia de 'por imperativo legal', es decir la que te ha tocado en suerte por lazos de sangre. Se trata de la familia que ejerce como tal (y tú con ellos) y no esa que solo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena.
No hay nada más sano para el cuerpo y la mente que ser coherente con uno mismo. Por eso, con la gente que les quiere bien (y ustedes a ellos), mantengan ese espíritu todo el año. Además, estamos de suerte. 2024 es bisiesto, así que hay un día más para disfrutar. ¡Feliz Navidad!
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