El inmueble ubicado en el número 2 de la calle de San Bernardo, en nuestra ciudad, es propiedad de la Sociedad Científica El Museo Canario, que pretende venderlo –con la aquiescencia de la compañía Endesa, que en su día lo donó– a condición de que el producto obtenido por su enajenación revierta íntegramente en la financiación del proyecto de ampliación y rehabilitación de la sede museística en Vegueta.
Hace unos meses, se formalizó una opción de compra a favor de una solvente sociedad mercantil, que a su vez ostenta otra de similar contenido sobre el solar colindante, situado en la calle de San Bernardo, 4. La intención manifiesta de estos promotores es levantar en ambas parcelas un edificio destinado a establecer un hotel de la máxima categoría en la escala vigente del ramo. Con la finalidad de dar garantía a su prevista inversión, se dirigieron al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para consultarle la viabilidad de que su proyecto recibiera la previa conformidad municipal, en dos aspectos: el de que se aceptaría la instalación del hotel y el de que se permitiría su construcción en las dos parcelas contiguas.
Tras varias consultas presenciales y hasta cinco escritos dirigidos a la corporación municipal por la citada mercantil y por El Museo Canario, no se ha recibido respuesta formal del Ayuntamiento. Cuando ocurren estas cosas, esta falta de comunicación verbal y escrita, suelen desatarse los rumores, las veladas alusiones y las suposiciones. Se oye decir, al respecto, que alguna alta autoridad municipal ha impartido la instrucción de que no se autorice la propuesta.
Hay quien sostiene que la normativa urbanística no permite agregar las dos parcelas colindantes, a pesar de que técnicos municipales de nivel superior han afirmado en nuestra presencia que ese obstáculo es salvable, al igual que opinan reputados expertos que han sido consultados por nuestra institución. Pero también se dice que alguien con mando suficiente no quiere que se establezca en San Bernardo un hotel con calificación de cinco estrellas.
Puesto que la comunicación directa con El Museo Canario, y con los promotores, no se ha producido hasta ahora, hacemos un llamamiento a los regidores municipales, con el ruego de que analicen y reflexionen sobre beneficios y perjuicios, sobre ventajas e inconvenientes, que reportarían la autorización del proyecto o su denegación, tanto para la ciudad como para nuestra entidad. Para ayudarlos en esa tarea, permítannos que les ofrezcamos nuestra valoración del asunto.
La erección de un hotel de cinco estrellas en el barrio de Triana elevaría la oferta alojativa de la ciudad en un segmento en el que es deficitaria. Cierto es que estamos asistiendo a una explosión en la apertura de establecimientos hoteleros y de otras modalidades de alojamiento, pero ninguno alcanza el grado de excelencia que aquél reportaría al centro urbano.
La enajenación de su inmueble proporcionaría a El Museo Canario una enorme inyección financiera, que le permitiría avanzar en la consecución de su proyecto de ampliación, rehabilitación y mejora, tras una larga historia de dificultades y de incumplimientos. Qué duda cabe que ello repercutiría también en beneficio de la propia ciudad.
Por el contrario, desautorizar la ejecución del proyecto descrito ocasionará que permanezca, probablemente durante largo tiempo, la imagen deplorable que presenta hoy una esquina urbana emblemática, compuesta por un solar angosto y de aspecto descuidado, que difícilmente va a ser construido, y una fachada tras la que se oculta una casa en estado deplorable, cuya demolición interior está permitida, y que su propietario no puede usar, ni mantener, ni vender. Estamos a tiempo de evitar ese desaguisado.
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