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Tras dos décadas confiando la gestión del Gran Canaria a Lisandro Hernández, el Cabildo, y sus diferentes hombres fuertes en Deportes, han ido girando la rueda de las presidencias y, de lo que es más importante, del modelo gestión para entrar en una década de inestabilidad estructural que, curiosamente, ha estado decorada por los mejores resultados deportivos en la historia de la entidad. Ese modelo volverá a vivir, salvo sorpresa, un nuevo viraje el próximo diez de septiembre con el nombramiento de un nuevo consejo de administración y la salida de Enrique Moreno de la presidencia, a pesar de que se le había garantizado en algún momento lo contrario.
La próxima temporada ya está confeccionada. Con una plantilla construida y que junto al entrenador Fotis Katsikaris está siendo presentada durante esta semana en la que el devastador incendio deja poco tiempo a los grancanarios para pensar en otra cosa. También está diseñado el balance económico de la pasada temporada, con algún apunte sospechoso en ingresos vinculado al fallido patrocinio de HMK Holdings. Si realmente el Cabildo apuesta por el relevo en la presidencia es increíble que todos estos movimientos no se hubieran dado antes, con un nuevo grupo gestor al que poder responsabilizar de la gestión de un proyecto económico y deportivo todavía demasiado dependiente de la Casa Palacio y convertido en la última década en un problema político para el gobierno de la isla.
Sobre la mesa hay dos nombres, que en un momento fueron un solo proyecto. Y antes hubo otros. Manuel Sánchez, director general de Mazda en Canarias, y Ariel Ortega, responsable de la empresa de su familia: Café Ortega. De la mano de Sánchez llegó al Cabildo un proyecto a cuatro años en el que, como primera medida de distancia con su supuesto antecesor, el presidente no estaría remunerado. Hombre con asiento en la Confederación de Empresarios y con habilidad para dialogar con los partidos políticos de distinto signos (todos con voz y voto en el consejo), no puede negar que es un hombre con la confianza de Antonio Morales, con el que comparte coordenadas emocionales y raíces en Agüimes, y que sin éxito ha intentado atraerlo para la política activa en oras ocasiones. Tan innegable vinculo como lo son las raíces familiares de Ortega en el Partido Popular.
Sin embargo parece que en la Casa Palacio las distancias vuelven a estar en el fango de un pacto que se dilató en el tiempo por las cuitas entre nacionalistas y socialistas, ahora con la pretensión de Francisco Castellano, consejero de Deportes por el PSOE, de alterar el orden original y situar a Ortega por delante de Sánchez. En su primer disco con Seis del Solar cantaba Rubén Blades que había que tomar Decisiones, en las que alguien gana y alguien pierde. Y si esto pasa por un pulso político pierde el Granca.
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