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JJosé Ibarrola
¿Será Starmer capaz de recuperar la convivencia?
Opinión

¿Será Starmer capaz de recuperar la convivencia?

La extrema derecha de Reino Unido se sirve del asesinato de tres niñas para atacar a las comunidades musulmanas y atiza los bulos en redes sociales

David Mathieson

Exasesor del Gobierno británico

Jueves, 8 de agosto 2024

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Cuando se le preguntó al primer ministro de Reino Unido Harold Macmillan cuál era el mayor desafío para un mandatorio, respondió: «Los acontecimientos, querido, los acontecimientos». Ha pasado más de medio siglo desde que Macmillan dejó Downing Street pero el inquilino actual, Keir Starmer, entenderá a la perfección las palabras de su predecesor. En las pocas semanas transcurridas desde su elección el mes pasado han surgido dos desafíos concretos que le ponen a prueba. El primero ha sido la aparición de datos económicos ocultados por el anterior Gobierno 'tory': las finanzas británicas están en una condición mucho peor de lo que se había revelado anteriormente. El segundo desafío son algunos de los peores disturbios en las ciudades del país desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Starmer y su nueva Administración laborista podrían haber esperado disfrutar de un período de apoyo popular, una luna de miel con el electorado. Desafortunadamente, esa etapa de felicidad con el pueblo británico ha sido más corta de lo esperado porque el déficit en las cuentas públicas es mucho peor de lo intuido. En un intento de escapar de la derrota electoral, los conservadores hicieron promesas interminables de aumentar el gasto público en áreas como la construcción de nuevos hospitales, carreteras, escuelas y el capítulo militar. Faltaban los detalles sobre cómo se financiarían los proyectos.

Sencillamente, las cuentas de Estado no cuadraban y los conservadores han dejado al laborismo un cáliz envenenado. En su primer discurso ante la Cámara de los Comunes, la nueva ministra de Economía explicó que el Gobierno se enfrenta ahora a una elección odiosa: cancelar muchos de los proyectos para reducir el gasto público, lo cual es un anatema para las bases del Partido Laborista, o aumentar los impuestos, lo que nunca resulta popular entre los votantes. La ministra volverá al Parlamento en otoño y explicará cómo pretende cuadrar el círculo.

Starmer exigirá una solución mucho más urgente para resolver su segundo gran desafío, los brotes de desorden civil en pueblos y ciudades de toda Gran Bretaña. El 29 de julio, un joven de 17 años entró en una clase de baile de niñas en Southport y comenzó a atacarlas indiscriminadamente con arma blanca. Tres de las menores murieron en el acto y ocho más resultaron heridas. La inmensa mayoría del pueblo británico ha quedado conmocionada por la masacre y está de luto junto a las familias. Pero otros, en la extrema derecha del espectro político, han buscado explotar la tragedia para atacar tanto a las comunidades musulmanas como a cualquier signo de convivencia multicultural. En las redes sociales circularon rumores de que el atacante de Southport era un inmigrante que había entrado ilegalmente en Reino Unido y de que, por supuesto, era un radical islamista. Nada de esto era cierto.

El asesino nació en Gales, de padres ruandeses, y la Policía está tratando el caso como uno de los asesinatos brutales cometidos por un adolescente trastornado, no como terrorismo con motivación política. Si hay alguna razón para el optimismo es que, según las últimas encuestas, una mayoría aplastante del pueblo británico –un 85%– se opone completamente a la violencia callejera. Apenas un 7% de la gente apoya a los alborotadores. Y la mayoría opina que la violencia no tiene nada que ver con el asesinato de las pequeñas.

Sin embargo, las mentiras pueden correr más rápido que la verdad en tiempo real y diversos ultraderechistas no han tardado en suscitar conflictos en redes sociales como X (antes Twitter) o Facebook. El magnate Elon Musk ha utilizado su propia plataforma X para insultar al primer ministro Starmer y predecir, sin prueba alguna, que «la guerra civil es inevitable» en Gran Bretaña. Uno de los usuarios más influyentes de X es un activista xenófobo radical que utiliza el pseudónimo de 'Tommy Robinson' y que ha sido encarcelado en numerosas ocasiones por delitos que incluyen agresiones a policías, periodistas e inmigrantes.

En estos momentos, Robinson está disfrutando de unas vacaciones tranquilas en Chipre desde donde emite mensajes que echan leña al fuego en Reino Unido. Vistos los casos de Musk y Robinson, muchos diputados quieren ahora un nuevo debate sobre cómo limitar el daño que las redes sociales puedan provocar en una sociedad libre. Más sutil ha sido el planteamiento del veterano derechista y líder de la campaña del 'brexit' Nigel Farage. Recientemente elegido diputado en Westminster, Farage insiste ahora en que, aunque él «no sabe» si radicales islamistas estuvieron implicados en los asesinatos de las tres chicas, «la Policía debería investigar». Es la estrategia insidiosamente típica de Farage, la de difundir y distanciarse al mismo tiempo de rumores sin fundamento.

Antes de entrar en la política Starmer tuvo una carrera destacada como fiscal del Estado y ha prometido que se aplicará toda la fuerza de la ley a los agitadores que ahora aterrorizan algunas ciudades británicas. Lo que queda por ver es si Starmer está a la altura de los acontecimientos y tiene las dotes políticas para recuperar la convivencia entre todas las comunidades de Reino Unido.

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