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Los churros y los periódicos

Los churros y los periódicos

Opinión ·

Esos domingos de mandarme en casa a la churrería de Altavista a comprar «una rueda de churros y los dos periódicos». Yo añadía un tercero con lo que me sobraba que era el deportivo. Mi sello personal a la aventura porque la lectura era un ritual

Sábado, 5 de noviembre 2022, 23:44

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Todo empezó (sin saberlo) en la portería del edificio Cobasa de la capital grancanaria. Horas y horas disfrutando con mi abuelo Lito en ese espacio minúsculo, pero repleto de felicidad compartida. Quizás era demasiado pequeño para comprender lo que me rodeaba, pero con la edad suficiente para imitar y reproducir una rutina que me encantaba. Ese deseo que se cumplía durante muchos fines de semana mientras avanzaban los años 80.

Un juguete, una libreta y, de fondo, como objeto desconocido, pero valorado, una radio diminuta. Esa que transmitía pasión, emoción y desquicie a partes iguales mientras viajaba por diferentes puntos del panorama deportivo acercando lo que ahí sucedía. Me dejaba quietito a su vera. Mi abuelo se reía porque hasta que él no la apagara en el final de su jornada laboral festiva no me levantaba de la silla. Por lo que fuera, esa locura a través de las ondas me chiflaba y enganchaba de lo lindo. Me acompañó ese entretenimiento de sangre unos cuantos años más hasta que se marchó antes de tiempo. Pero dejó el legado de tener siempre una radio (pequeña por supuesto) en la mesilla de noche.

Unos recuerdos que, probablemente, ya me marcaron la línea que quería alcanzar de ser periodista deportivo. Mi abuelo me lo decía, pero me sonaba a chino mandarín y, años después e incluso hasta la actualidad, mi madre me recordaba la amistad de mi abuelo con jugadores que marcaron una época en la Unión Deportiva Las Palmas en los años 70 como Daniel Carnevali, Morete y Brindisi porque vivían en ese edificio. Yo no estaba ni gestado, pero, como saben, la ilusión se contagia hasta la extenuación.

Quiero pensar que ahí está la explicación a un camino que luego se fue concretando en diferentes etapas que propiciaron que la pasión se convirtiera en profesión. Esos domingos de mandarme en casa a la churrería de Altavista a comprar «una rueda de churros y los dos periódicos (CANARIAS7 y La Provincia)». Yo añadía un tercero con lo que me sobraba que era el deportivo (Marca), mi sello personal a la aventura. El empape obligatorio a cada línea que se pierde con el tiempo. Siempre se consumió papel en mi casa. De hecho, mi padre sigue comprando los dos periódicos, aunque ya en momentos puntuales por instantes para el recuerdo de la UD o Granca.

La lectura era un ritual y, cómo no, el transistor también. El destino parecía escrito y, sin saber lo que depararía realmente, entré en un mundo profesional que, tras casi 20 años repartidos entre gabinetes de comunicación y prensa escrita, puedo asegurar que me ha dado más alegrías que sinsabores. Muchos amigos y vivencias que uno deseaba cuando confirmó lo que soñaba. Dicen que lo mejor está por venir y ojalá sea así a nivel profesional porque es la motivación que perdura en una profesión castigada y ninguneada en el fondo y forma. Hace mucho que entró en arenas movedizas de integridad y económicas. El entusiasmo por contar noticias e historias se impone y multiplica a las miserias que la acompañan.

No soy de los veteranos de CANARIAS7, pero tampoco de los recién llegados. Llevo lo suficiente para congratularme de sus celebraciones y sentirlas como propias en cierto modo. Siempre hay motivos para sonreír y celebrar, pero el periódico alcanza una cifra meritoria en la época que todos quieren enterrar el papel y darle chance al clickbait. Periodismo en paz descanse. Este medio se adapta a velocidad de vértigo a un presente digital marcado por los palos de ciego a nivel general. Al menos el papel siempre quedará (hasta que quieran) para dar más fiabilidad a propios y extraños. Y, en mi caso que me toca la sección de Deportes muy de cerca, las diez páginas diarias como mínimo me lo recuerdan.

Lo mejor es no arrepentirse de lo hecho. La vida te lleva por caminos que ni te imaginas y hasta aquí nos trajo. A veces hay que pensar y repensar qué nos hace felices. Esa gran huida que está tomando forma en muchos rincones del planeta. Sea como sea, siempre hay que mirar hacia adelante. Experiencias que consolidan unas creencias en que lo que hacemos es lo correcto. Periodismo de servicio y local. Tan sencillo y complicado a la vez, pero tremendamente satisfactorio. A saber dónde nos llevarán las próximas semanas y meses, pero, si puede ser, que tengamos siempre la libertad o posibilidad de elegir.

Dicho esto, muchas felicidades CANARIAS7, que sigas cumpliendo y poder verlo, ya sea dentro o fuera de la barrera.

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