¡A la mierda!
«Asselborn rompió el protocolo y dijo lo que todos querríamos decir a los que nos toman el pelo»
Europa alumbró un nuevo héroe la semana pasada. Su nombre es Jean Asselborn y el que todavía no le haya olvidado va camino de ello. Es el ministro de Exteriores de Luxemburgo, que salió al corte para interrumpir el vómito oral que el fascista Matteo Salvini, ministro de Interior italiano, estaba esparciendo durante su intervención en un foro sobre migración en Viena.
Asselborn rompió el protocolo habitual en estas cumbres en las que se pontifica mucho y se resuelve poco con su ya célebre «¡a la mierda!». Dijo lo que muchos querríamos decir, a Salvini y su discurso racista, y a todos aquellos que nos toman el pelo.
Imagino que el pleno del Parlamento de Canarias tendría ganas de gritar un gigantesco «¡a la mierda!» cuando el Gobierno regional comenzó a vender que «aplaza» la implantación escolar de los eSports para buscar el diálogo y el consenso político. Una invitación al pacto y al acuerdo que solo nace del rechazo unánime al tema de la oposición parlamentaria. «A la mierda», debieron pensar aquellos que conocen la vocación impositiva del Ejecutivo que preside Fernando Clavijo y que encara la recta final de su gobierno en minoría.
«A la mierda» porque nunca han buscado el consenso. Han tratado de imponer este negocio por las buenas y solo cuando se les caído el tinglado en la Cámara han hablado de conversar.
Por sus formas le conocerás, dijo aquel. Estamos ante el Gobierno que vacila en su apertura hacia una reforma electoral que acabe con el retraso democrático de las islas. O al que no ha escuchado nada más que a las patronales empresariales en la concepción de una Ley del Suelo que asesina la protección del paisaje natural de las islas. Al que tampoco le tiembla el pulso para abordar una masacre natural con el macromuelle de Agaete.
