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Lunes, 28 de septiembre 2020, 18:17
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Dos años y medio después de su investidura, Quim Torra se convirtió este lunes en el primer presidente de la Generalitat inhabilitado en ejercicio de su cargo. Torra abandonó el Palau de la Generalitat acatando la inhabilitación y sin consumar las amenazas que él mismo había lanzado de desacatar al Supremo. Tenía un amplio abanico de posibilidades: convocar elecciones, declarar la independencia como su antecesor, encastillarse y resistir en el Palau o asumir la pena y no complicar aún más la situación. Optó por esta última. Lo cual aboca a Cataluña a elecciones entre el 31 de enero o el 7 de febrero, salvo imprevistos de última hora y siempre que la evolución de la pandemia lo permita.
El independentismo mostró su más enérgico rechazo a la sentencia, que calificó de «golpe» del Estado contra Cataluña. Pero desde las propias filas secesionistas no se entendía que el expresidente de la Generalitat no aprovechara este lunes para convocar elecciones en caliente y sacar partido al tirón de la sentencia para superar por primera vez el 50% de los votos. Más aún teniendo en cuenta que llamó al independentismo a convertir los comicios en un plebiscito sobre el mandato del 1-O.
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El líder nacionalista, horas después de que el Supremo anunciara su inhabilitación, inauguró una jornada virtual sobre los derechos de los discapacitados. Fue su último acto oficial. Sobre las 18:30 compareció desde la galería gótica de la sede del Gobierno autonómico. Acababa de cesar en el cargo, una vez que recibió la notificación de la sentencia, que se negó a firmar como gesto de rechazo al tribunal.
El ya expresidente formalizó su despedida del Gobierno catalán con su participación en una reunión informal del Govern y anunció que tratará defender la libertad de expresión y llevará el fallo del Supremo y la causa de la independencia de Cataluña a la justicia europea, donde está convencido de que «ganará». «Hay que prepararse para la ruptura democrática», emplazó a los suyos. No salió al balcón del Palau de la Generalitat pero sí salió por la puerta principal de la sede del Ejecutivo, donde se dio su último baño de masas y se marchó a pie por la plaza Sant Jaume, donde se congregaban cientos de personas.
Tras el cese, este martes mismo se abrirá un periodo de 10 días para la búsqueda de un candidato alternativo a la investidura. Torra ha pedido a JxCat y ERC que no presenten a ningún aspirante. El Parlament tendrá dos meses para investir a un nuevo presidente. Roger Torrent podrá, en caso contrario, convocar un pleno extraordinario en la Cámara catalana para celebrar un acto equivalente a una investidura fallida para activar el reloj de la disolución del hemiciclo. Superados estos dos meses sin investidura, quedarán convocados automáticamente los comicios que se celebrarán a los 54 días.
Una vez que el BOE y el diario oficial de la Generalitat publiquen el cese, el Govern pasará a estar en funciones. En una reunión extraordinaria del consejo ejecutivo, se aprobará el decreto de relevo del presidente por el vicepresidente Pere Aragonès, que pasará a ser presidente interino, eso sí con funciones limitadas. No podrá nombrar ni cesar consejeros y no tendrá la potestad de convocar las elecciones. El nuevo Govern provisional tampoco puede aprobar proyectos de ley ni aprobar unos presupuestos. Sí, en cambio, decretos ley. Es un cargo provisional de tránsito hasta las elecciones.
En todo lo demás, Aragonès sí tendrá las funciones asignadas al presidente. JxCat y ERC han pactado la transición y la respuesta institucional, que incluye la celebración de un pleno en el Parlament sobre la inhabilitación en la que participará el expresidente.
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