Marlaska se activa tras días bajo el fuego y otras cuatro crisis con medio perfil
Tras ser desautorizado por las balas israelíes, recibe críticas por llegar tarde a los incendios y pasar de puntillas en el reparto de menores, la UCO, Huawei y Torre Pacheco
Fernando Grande-Marlaska interrumpió finalmente sus vacaciones este jueves para presidir el CECOP, el Centro de Coordinación de Protección Civil, en Madrid. El ministro del ... Interior retomó así su agenda pública tras casi una semana de emergencia nacional por los incendios que arrasan España. La prolongada ausencia en la primera línea de la máxima autoridad del Estado en Protección Civil, mientras las llamas consumían vastos territorios en media docena de comunidades, no es, sin embargo, una novedad en los últimos tiempos. En realidad, el ministro se conduce en su cargo con un perfil muy bajo desde hace más de tres meses. Y ello pesar de que parte de las crisis que se le han abierto al Gobierno atañen a su departamento.
El titular de Interior apenas se ha dejado ver en los cinco frentes que le conciernen y que interpelan este verano al Ejecutivo de Pedro Sánchez, en el que él es uno de los solo cuatro ministros que aguantan desde 2018: la supuesta cesión de datos a Huawei, el gigante chino de las telecomunicaciones; el reparto de los menores migrantes solicitantes de asilo en Canarias; los incidentes racistas de Torre Pacheco; las maniobras de la 'fontanera' de Ferraz para desacreditar el trabajo de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil; y, ahora, la gestión de los fuegos que asolan medio país.
Una gestión en la que la presencia pública de Marlaska se había echado tan de menos como para que la prensa interrogara el martes al respecto, en un acto en Almería, a los también ministros Bolaños y Puente, que sortearon la incómoda pregunta mientras cargaban contra la, a su juicio, inoperancia del PP cuando le toca administrar catástrofes. Al día siguiente, con el desafío de las llamas ya desatado, el responsable de Interior comenzó a hacerse visible paulatinamente en forma de entrevistas 'online', sin ruedas de prensa y sin pisar ceniza, para comunicar entre otras decisiones que España había pedido refuerzos aéreos a la UE.
Marlaska no presidió el martes la reunión del Comité Estatal de Coordinación y Dirección contra Incendios a pesar de la gravedad del contexto ya entonces. Tampoco compareció ese día para anunciar oficialmente, aunque fuera con un mensaje 'enlatado', que su ministerio declaraba la fase de Preemergencia en Situación Operativa 1 para intensificar la coordinación con las autonomías.
Desde el apagón de abril, el ministro y su equipo han optado por no volver a significarse. Contadas comparecencias públicas, medidos comunicados...
La reducción al mínimo de la presencia institucional del ministro no parece casual. Los huecos en su agenda se han ido agrandando desde que atravesara su momento más delicado políticamente al frente de Interior: la decisión a a finales de abril de Sánchez, en un gesto sin precedentes hacia él, de desautorizarlo al ordenar que se anulara la compra a una empresa israelí de 15 millones de balas, en medio de la presión de los socios por la represión en Gaza. Y todo ello, después de que el propio Marlaska prometiera primero cancelar esa adjudicación para luego dar luz verde, en plena Semana Santa, a la adquisición de los proyectiles.
El apagón nacional del 28 de abril jugó a favor de Marlaska al sacarlo del foco justo cuando estaba siendo más cuestionado. Desde entonces, el ministro y su equipo han optado por no volver a significarse. Contadas comparecencias públicas, medidos comunicados institucionales e intervenciones que, como máximo, se han limitado a repetir argumentarios de La Moncloa.
Maniobras de la 'fontanera'
Su silencio ante las maniobras de la 'fontanera' Leire Díez contra la UCO o las dudas sobre esta unidad sembradas por Sumar y otros socios han sentado muy mal en la Guardia Civil. A finales de junio, finalmente, el ministro defendió, de forma genérica y tras una tormenta interna en el instituto armado, «la valía, la profesionalidad y el honor» de las fuerzas de seguridad.
En la crisis por el acogimiento de menores migrantes, Moncloa tampoco ha contado con Marlaska, a pesar de que el millar que están empezando a ser derivados desde Canarias a otras comunidades lo son en su condición de soliciantes de protección internacional; es decir, una materia que depende de la Oficina de Asilo y Refugio de Interior. Elma Saiz, ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, está siendo la cara visible del Ejecutivo en esta controversia. Todo bajo la llegada de más de 600 extranjeros esta semana a bordo de pateras y cayucos.
No ha habido tampoco explicación de Marlaska sobre la controvertida renovación por parte de su ministerio de un contrato con Huawei por valor de 12,3 millones de euros para que el gigante chino almacene las escuchas telefónicas de Interior. Tras el cuestionamiento por parte del PP y de aliados de España, Interior se ha limitado a negar a través de sus portavoces que la compañía asiática tenga acceso a esos datos. El peso en este rifirrafe lo ha llevado el titular de Exteriores, José Manuel Albares.
La asociación Jucil, mayoritaria entre guardias civiles, denunció al ministro por «dejación de funciones» en los disturbios de Torre Pacheco
Marlaska tampoco viajó a la localidad murciana de Torre Pacheco durante los disturbios ultras. Jucil, la asociación mayoritaria entre los guardias civiles, le denunció ante el Tribunal Supremo por «dejación grave de funciones» al no ordenar el despliegue de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS), los antidisturbios de la Benemérita. El ministro sí presidió aquellos días en Madrid la comisión del Plan contra los Delitos de Odio.
La virulencia de la ola de incendios ha hecho más evidente la ausencia de Marlaska, con otros ministros como la de Transición Ecológica, Sara Aagesen, y el de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, saliendo al paso de las circunstancias. El de Interior se mantuvo los primeros días en ese perfil bajo en el que lleva meses. Y alejado, de paso, de posibles abucheos como los que recibió en julio en Zamora al visitar una de las primeras zonas calcinadas este verano.
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