Junts asegura que Sánchez «se ha cargado la legislatura»
Los de Puigdemont advierten de que están «preparados para cualquier escenario», mientras surgen las primeras voces discrepantes a nivel interno con la decisión de la cúpula de romper
El secretario general de Junts, Jordi Turull, ha replicado este sábado a Pedro Sánchez, que ayer insistió en que agotará la legislatura y que presentará ... los Presupuestos Generales del Estado. «Quien se ha cargado la legislatura es Pedro Sánchez», porque «no ha cumplido los compromisos» ha asegurado el número 2 de la formación nacionalista desde Vic (Barcelona). Sánchez volvió a tender la mano a los junteros. En cambio, Turull ha señalado que la ruptura es «definitiva» y que es el presidente del Gobierno quien tiene que explicar cómo piensa seguir gobernando en minoría. Para los postconvergentes la «situación es insostenible» y se trata de una «anomalía democrática» gobernar sin una mayoría, pero el botón de las elecciones lo tiene el presidente del Gobierno, señalan los junteros, que han advertido de que están «preparados para cualquier escenario». De momento, no contemplan una moción junto al PP y Vox, pero no la descartan al 100%.
Después de romper con Pedro Sánchez, operación realizada en dos actos, primero el anuncio en Perpiñán y luego la materialización del bloqueo de todas las leyes en el Congreso, Junts ha pasado ya a la siguiente fase, la de tratar de capitalizar el divorcio y sacarle rendimiento electoral. El auge de Aliança Catalana, formación independentista e islamófoba que presenta a Junts como un partido autonomista entregado a Sánchez, ha disparado las alarmas en la dirección postconvergente, que ha buscado un golpe de efecto, que sirva de reacción de cara a las próximas citas electorales.
Los de Puigdemont han salido este sábado a la calle de manera masiva. Han movilizado a un millar de voluntarios para montar más de cien actos y paradas simultáneas por toda Cataluña. Un «super sábado», lo han llamado, para demostrar su capacidad de llegar a todo el territorio, en un mensaje dirigido a Aliança Catalana, que ni tiene infraestructura para estar presente en todos los pueblos y ciudades de Cataluña ni masa crítica de militantes.
Junts se la jugará al todo o nada en las municipales, porque ha renunciado al último reducto de poder que le quedaba. En 2022, rompió con ERC para salir del Govern catalán. En 2024, Illa fue investido presidente de la Generalitat. Los siete escaños del Congreso eran la principal palanca de presión de Puigdemont para tener influencia en el tablero de la política nacional. Los junteros han soltado amarras, pero sin llegar a romper la baraja del todo (no contemplan de momento apoyar una moción de censura junto al PP y Vox, que apenas hace unos meses se manifestaban al grito de «Puigdemont a prisión»). El bloqueo de la legislatura les permitirá afrontar las próximas citas con las urnas sin la mochila de ser socios de Sánchez (ni de Feijóo), lo que en estos momentos ya han comprobado que les resta.
Junts pierde poder e influencia pero se rearma para dar la batalla en el terreno donde cree que están las preocupaciones de la gente y donde la extrema derecha de Aliança Catalana agita el populismo: seguridad, vivienda, inmigración, ocupación o multirreincidencia. La culpa de la ruptura, señalan los junteros, es de Sánchez y solo de él, por su negativa a cumplir los compromisos. Los postconvergentes insisten en que el divorcio es «irreversible», aunque no cierran todas las puertas. Como en octubre de 2017, Puigdemont siempre deja una pequeña ventana abierta. Si el Gobierno mueve ficha, Junts saldrá ganando. Si no, los junteros dirán que con el Estado no hay nada que hacer, a pesar de que mantienen a sus cargos en Renfe, Aena, Enagás, la CNMC y RTVE. A pesar de que la decisión de romper contó con un amplio apoyo de la militancia (87%), empiezan a salir voces críticas con la dirección juntera, como el alcalde de Figueres, Jordi Masquef, que este sábado en el diario Ara se muestra partidario de negociar los Presupuestos.
En la decisión de Junts pesa también que empieza a cundir la sensación, en las filas nacionalistas, de que el regreso de Puigdemont ya no será tan inmediato como se esperaba. Primero se dijo que el verano pasado, luego las próximas navidades y las nuevas previsiones ya apuntan, siendo muy optimistas, al primer trimestre de 2026. Este miércoles, el abogado general del TJUE dará las primeras pistas sobre cómo ve la justicia europea la ley de amnistía, una de las últimas balas que le quedan a Puigdemont. Fuentes de la cúpula no creen que la ruptura con el PSOE tenga efectos negativos en los tempos para la vuelta del expresidente de la Generalitat, Porque si así fuera, consideran que el Gobierno ha podido jugar políticamente con los plazos, lo cual entienden que sería inaceptable. Desde hace un año, el diálogo con el PSOE había entrado en una especie de bloqueo, según fuentes de Junts, sobre todo tras las elecciones catalanas y la investidura (a la que aspiraba Puigdemont) de Illa. Pero a su juicio, a raíz del encarcelamiento de Santos Cerdán, que lideraba las conversaciones en Suiza, el bloqueo fue a más.
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