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Cristian Reino
Barcelona
Viernes, 9 de junio 2023, 12:26
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La diputada de Junts, Anna Erra, ha sido elegida este viernes presidenta del Parlamento catalán. Erra, que hasta ahora era también alcaldesa de Igualada (Barcelona), sustituye en el cargo a Laura Borràs, condenada a cuatro años y medio de cárcel y 13 de inhabilitación por prevaricación y falsedad documental. Tras ser sentenciada, Borràs perdió su acta de diputada y cesó como presidenta de la Cámara catalana, cargo al que accedió hace dos años. Erra ha obtenido el apoyo de los diputados de Junts y ERC. Un total de 64 votos a favor, frente a los 44 de la aspirante del PSC, Assumpta Escarp. La CUP ha votado en blanco. No ha obtenido la mayoría absoluta en la primera votación y le ha bastado con la simple para derrotar a la candidata del PSC. En sus primeras palabras tras ser investida, Erra ha reivindicado el 1-O, así como a Carles Puigdemont, Laura Borràs y Carme Forcadell, y ha puesto en duda la calidad democrática de Estado español. «Es fundamental hacer política para resolver este conflicto sobre la base del respeto al derecho a la autodeterminación como fue el 1-O, es nuestra responsabilidad», ha asegurado. Erra se ha conjurado a defender la soberanía del Parlament «por encima de todo». «Defenderé al Parlament ante injerencias externas», ha señalado.
El Parlament ha puesto fin a casi un año de interinidad. Laura Borràs fue suspendida como diputada y como presidenta de la Cámara catalana en julio del pasado, tras ser procesada por delitos relacionados con la corrupción. De acuerdo al reglamento de la Cámara catalana, fue suspendida, pero mantenía su condición de presidenta y diputada hasta que fue condenada y apartada definitivamente por la Junta Electoral Central y más tarde por la Mesa del hemiciclo catalán.
En el ecuador de la legislatura catalana, el secesionismo ha vuelto a reencontrarse. Está por ver el alcance del entendimiento. Después de perder 300.000 votos en las municipales, ERC se conjuró para tratar de recuperar una cierta entente con Junts. Ambas formaciones empezaron juntas la legislatura. Formaron un gobierno de coalición, que saltó por los aires por el rechazo de los de Puigdemont a la vía pragmática que los republicanos han practicado en el Congreso. Junts salió del Govern en octubre del año pasado. Pere Aragonès trata de rehacer la unidad secesionista, de cara a las elecciones generales y ante una eventual victoria de las fuerzas de la derecha. Esquerra, en cualquier caso, ha rechazado la oferta de concurrir en una lista unitaria para el Congreso con Junts y para el Senado ha ignorado a sus antiguos socios y se ha aliado con EH Bildu.
Como alcaldesa de Vic protagonizó algunas polémicas. Fue investigada por la justicia, si bien el caso acabó archivado, por insertar mensajes independentistas en la megafonía pública que el ayuntamiento tiene en el centro de Vic para informar a la ciudadanía. «No normalicemos la situación de excepcionalidad y urgencia nacional. Recordemos cada día que hay presos políticos y exiliados. No nos desviemos de nuestro camino: la independencia de Cataluña», repetía una vox en off en los altavoces instalados por la ciudad. Esa misma plaza del Ayuntamiento de Vic apareció un día llena de cruces amarillas como si fuera un cementerio, en homenaje a los presos del 'procés'. Además, animó a los catalanes «autóctonos» a hablar en catalán a personas que «por su aspecto físico o nombre no parezcan catalanes». Fue acusada de racista y supremacista por las fuerzas no soberanistas.
La nueva presidenta del Parlament es una dirigente de consenso en el seno de Junts. Todos los dirigentes de peso del partido la han apoyado: desde Carles Puigdemont, Laura Borràs o Jordi Turull. Borràs amenazó con dar la batalla interna para imponer su sustituta, pero al final desistió. A cambio, se asegura la presidencia del partido al menos hasta el próximo congreso, previsto para dentro de tres años. Junts está en pleno proceso de revisión de su estrategia. La victoria de Xavier Trias en Barcelona ha dado alas al sector de la formación que aboga por rescatar la vieja Convergència y alejarse de la vía radical y unilateralista de Puigdemont y Borràs.
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