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Irene Montero observa a Pedro Sánchez en la sesión de control al Gobierno de este miércoles en el Congreso EP | VÍDEO: Atlas

El PSOE fía a una eventual enmienda de ERC o Bildu poder cerrar la brecha con Podemos

Los morados se aferran mientras al vértigo que pueda producir en los socialistas el modificar una de las grandes leyes de la Legislatura con los partidos de la oposición

Miércoles, 15 de febrero 2023, 18:52

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El PSOE da ya por prácticamente perdida la posibilidad de alcanzar un acuerdo con Podemos sobre la reforma de la ley del 'sí es sí' antes del debate de toma en consideración, previsto para la semana del 8-M. A lo que se resiste a cerrar aún la puerta, sin embargo, es a la posibilidad de suturar la brecha de la coalición algo más adelante, durante la tramitación parlamentaria. Sus moderadas esperanzas están puestas en que aliados del bloque de la investidura como ERC o Bildu, hasta ahora más alineados con Irene Montero, abran con sus enmiendas una vía que permita «estrechar» la discrepancia.

El camino no se presenta, en todo caso, nada fácil. La número dos del PSOE, María Jesús Montero, llegó a cuestionar este martes que sus socios estén realmente dispuestos a aceptar ninguna modificación de la ley, por más que la ministra de Igualdad sostenga que en su afán por preservar la unidad de acción del Gobierno ha planteado ya siete propuestas diferentes a la socialista, diseñada en el Ministerio de Justicia. Según su versión, difícil de contrastar dado que los morados no han querido hacer público ningún documento, nada de lo que se les puesto sobre la mesa se dirige al «núcleo» de su actual discrepancia. «Así se pueden mandar todas las propuestas que uno quiera - reprochó la también ministra de Hacienda- pero no se avanza».

Vídeo. Irene Montero llama a los socialistas al acuerdo. Atlas

La impresión de los socialistas es que Podemos solo busca ganar «el relato» en una guerra en la que, admiten, «pierde toda la izquierda», pero que no trabaja para solucionar el problema de fondo, que es, desde su punto de vista, el que ha permitido que centenares de agresores sexuales vean reducidas su penas desde la entrada en vigor de la norma. Irene Montero siempre ha dejado claro que no cree que la ley tenga falla alguna y que los «efectos indeseados» son consecuencia de una mala aplicación por parte de los jueces. Sin embargo, este miércoles replicó de nuevo a la vicesecretaria general del PSOE que su deseo es poder dar una «respuesta conjunta» como Gobierno a la situación.

Diferente diagnóstico

Unos y otros avanzan así desde hace días en paralelo sin que pueda vislumbrarse intersección alguna en el horizonte. No comparten el diagnóstico y eso hace difícil converger en lo que los socialistas se empeñan en defender como la «solución técnica» más sensata. «Las diferencias - insistió la titular de Igualdad- no son técnicas sino políticas». Aunque las revisiones ya no puedan frenarse (por el principio de la irretroactividad de las leyes que agravan penas), el PSOE cree necesario endurecer a futuro los castigos para aplacar la alarma social y cree que solo hay una vía razonable: introducir un subtipo penal dentro del actual delito de agresión para aquellos casos en los que haya existido violencia o intimidación y así recuperar las horquillas que el Código anterior. Pero los morados entienden que eso supone volver de facto a la antigua distinción entre abuso y agresión y revertir el cambio de paradigma que pretendía su norma, centrada, exclusivamente, en la existencia o no del consentimiento.

En Podemos confían en que el vértigo de verse abocados a tener que sacar su iniciativa con el PP acabe haciendo rectificar al PSOE. Irene Montero volvió a agitar ese fantasma este miércoles en los pasillos del Congreso. De momento, los socialistas insisten, no obstante, en que si ese es el precio que tienen que pagar apretarán los dientes y lo pagarán, y rechazan retirar su iniciativa para volver a la negociación en el seno del Ejecutivo como una vez más solicitó la ministra morada. «La gente no nos dice en la calle haced esto con Bildu o con el de más allá, lo que nos piden es que lo arreglemos ya», remarcan en la dirección del partido.

La inquietud de los socialistas sería, en todo caso, otra: la erosión que está provocando este debate a apenas 100 días para las autonómicas y municipales del 28 de mayo y, por supuesto, la posibilidad de llegar al Día de la Mujer con la guerra interna en plena ebullición. «Con eso no gana nadie, es una batalla perdedora para la izquierda», advierten. Aun así, parecen resignados a adaptarse a los plazos marcados por Podemos, que el martes logró impedir, con la negativa de ERC y Bildu, que la propuesta de reforma se empiece a debatir ya la semana que viene, en lugar del 7 de marzo.

El PP ofreció a Sánchez, durante la sesión de control, forzar la celebración de un segundo pleno el próximo jueves 23 para empezar a tramitar su texto, una vía poco ortodoxa que, sin embargo, el Gobierno y sus socios no dudaron en activar para aprobar de manera 'exprés' la reforma de la sedición. El presidente hizo oídos sordos, pero la posibilidad está en el aire.

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