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Foto de familia del Consejo de Ministros del Gobierno de coalición. EFE
Un Consejo de Ministros de bajo perfil político y eclipsado por Sánchez

Un Consejo de Ministros de bajo perfil político y eclipsado por Sánchez

Se cumple un año de la toma de posesión del Ejecutivo más numeroso desde 1981 pero cuyo verdadero núcleo de poder reside en Moncloa

adolfo lorente

Domingo, 10 de enero 2021, 01:11

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Quizá leyendo esto, todo se comprenda mejor. El contexto siempre es necesario y en política, imprescindible. «La OMS confirma que hay pruebas bastante concluyentes de que el brote se originó por exposiciones en un mercado de pescados y mariscos de la ciudad de Wuhan. El 12 de enero, China informó de la secuencia genética del nuevo coronavirus, que será de gran importancia para que otros países puedan desarrollar kits de diagnóstico específicos».

24 horas antes de la toma de posesión del primer Gobierno de coalición desde la restauración de la democracia, el boletín de la Organización Mundial de la Salud advertía de un tsunami de dimensiones históricas que nadie vio venir. Aquel 13 de enero en el que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias pasaron por el altar de Zarzuela para darse el 'sí quiero' junto a otros tres vicepresidentes y 18 ministros, hablar de no sé qué mercado perdido en Wuham sonaba a chino.

Sin embargo, nada se entiende sin la pandemia atroz que ha puesto contra las cuerdas a un Consejo de Ministros que, pese a todo, sigue haciendo bueno el manual de resistencia de su jefe de filas, como evidencia la reciente aprobación de sus primeros presupuestos con más apoyos que en la investidura. Eso sí, con el peaje que supone la excesiva dependencia del independentistmo y un acuerdo con Bildu que escuece en muchos sectores del PSOE.

Hablar del Gobierno de coalición es hacerlo de Pedro Sánchez. «Lo domina todo. Deja hacer, pero, llegado un momento, no duda en imponerse cuando se busca el ruido con polémicas fomentadas incluso desde dentro. Todos saben de su autoridad», explican fuentes gubernamentales. Ya lo dijo el propio Sánchez, «habrá varias voces pero una sola palabra».

«Se ha demostrado que es un Consejo de Ministros con pocas carteras y muchos monederos. Muchos carecen del peso político que existía en otras épocas, con personas de enorme personalidad y donde cada uno defendía a codazos su espacio. Todo está controlado al milímetro por Moncloa, es muy evidente», describe un destacado exministro.

Por aquello de la imagen y los contrapesos entre los dos partidos de la coalición, Sánchez e Iván Redondo, su todopoderoso jefe de Gabinete (para muchos, el verdadero vicepresidente), diseñaron el Consejo de Ministros más numeroso de la democracia, sólo superado por el de Adolfo Suárez en 1981. Iglesias impuso ser vicepresidente y, entonces, diseñaron otras tres vicepresidencias del PSOE para demostrar quién mandaba. Y además, las tres mujeres, para recordar que a los socialistas pocas lecciones de feminismo.

Las 'polis malas'

Este es sólo un ejemplo de cómo se confeccionó un Gobierno de coalición que ha tenido que reiventarse sobre la marcha para gestionar una pandemia que ha empequeñecido a muchos ministros y fortalecido el enorme peso que ya tenía el búnker de Moncloa, el verdadero gobierno dentro del Gobierno de coalición cuyo sanedrín, además de por Redondo, está formado por Félix Bolaños, Paco Salazar y Manuel de la Rocha, el hombre de los fondos UE.

Si el último Ejecutivo de Mariano Rajoy estaba dividido en función del grado de lealtad al 'sorayismo' que encarnaba la plenipotenciaria vicepresidenta, ahora todo lo condiciona Podemos, acostumbrado a radiar y señalar en las redes sociales quiénes son los ministros a batir. Serían los llamados institucionales, los de Estado. Aquellos que han protagonizado importantes choques dentro del Consejo de Ministros.

La vicepresidenta Calviño y la titular de Defensa, Margarita Robles, se llevan la palma. Son las 'polis malas', pero paradójicamente son las más valoradas en todas las encuestas. Junto a Carmen Calvo, vicepresidenta primera, son las únicas que han decidido levantar la voz contra las continuas críticas públicas de los de Iglesias. Los 'recaditos' también llevan la firma del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, el comisario político del presidente para el engranaje con el ala podemita, y de María Jesús Montero, la titular de Hacienda, «una de las que manda de verdad», sostiene un destacado dirigente que ha tenido que negociar los Presupuestos.

En el grupo de 'señalados' por sus propios aliados también estarían el ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá; el de Justicia, Juan Carlos Campo; la titular de Educación, Isabel Celaá, y en las últimas fechas, la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera. También la ministra de Exteriores, Arantxa González Laya, que se ha visto obligada a explicar varias veces a muchos de sus colegas, como el marroquí, que las opiniones de Iglesias son personales. «Está muy claro que la política exterior de España la fija el presidente y esta ministra».

Sorpresas y desaparecidos

«No es fácil. A veces parece que tienes el enemigo en casa», sostienen fuentes socialistas. «Los grandes logros sociales de este gobierno llevan nuestro sello gracias a nuestra presión», rebaten desde Unidas Podemos, que pese a centrar todo el protagonismo en Iglesias, han visto cómo la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha ejercido de verso suelto erigiéndose en una de las grandes revelaciones tras los acuerdos alcanzados con los agentes sociales.

Por contra, otra de las sorpresas, en este caso negativa, ha sido la de Manuel Castells, el fichaje estrella para dirigir el Ministerio de Universidades y que ha estado un año desaparecido. En este grupo, admiten los socialistas, también estaría Pedro Duque, con un bajísimo perfil. De hecho, estos nombres están en la parrilla de salida de todas las quinielas si Sánchez, finalmente, decide remodelar el Consejo de Ministros tras la marcha de Salvador Illa a Cataluña en lugar de limitarse a un cambio de cromos.

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