El Cervantes retira la bandera española en el palacete del PNV en París
La institución cultural cierra su biblioteca en el edificio de la lujosa Avenida Marceau, pese a que tenía la posibilidad de alquilarlo hasta 2030
Enric Bonet
París
Jueves, 14 de agosto 2025, 01:47
Tiene el aspecto de un lugar sin actividad, y eso no se debe a la habitual letargia de un mes de agosto. El Instituto Cervantes cerró en abril la biblioteca Octavio Paz ... en el número 11 de la Avenida Marceau en París, edificio cuya titularidad recuperó el PNV a principios de año. En las últimas semanas ha retirado la bandera española de la fachada y la placa roja que lo asociaba con la institución cultural. El único rastro de su pasado reciente como biblioteca era este miércoles al mediodía un paquete con prensa española que el cartero había dejado debajo de la puerta.
Aunque el acuerdo a principios de año entre los nacionalistas vascos y el Gobierno español contemplaba la posibilidad de que el Cervantes siguiera utilizando el majestuoso edificio hasta 2030, a cambio de alquilarlo «a precio de mercado», la entidad vinculada al Ministerio de Asuntos Exteriores ha decidido abandonarlo, según ha informado este miércoles eldiario.es. Una información que no ha podido confirmar este medio a pesar de haber contactado con varias fuentes del Instituto Cervantes en la capital francesa.
La entidad ha gestionado con gran discreción su mudanza. En la página web de la biblioteca Octavio Paz, solo aparece un escueto mensaje: «Nuestros servicios están limitados debido a motivos técnicos hasta una fecha que comunicaremos en el momento correspondiente». En abril cerró este centro de documentación y estudio, con hasta 50.000 volúmenes —era el más grande de literatura castellana en París—. Y a los usuarios se les dio la posibilidad que alargaran sus préstamos más allá del límite habitual de dos meses.
En la web de biblioteca también aparece la nueva dirección, en el número 8 de la calle Quentin Bauchard. Situado a apenas cinco minutos andando del palacete haussmaniano del PNV y en la misma zona de los Campos Elíseos y la Torre Eiffel —una de las más monumentales de la capital gala—, el Cervantes imparte en ese edificio las clases de castellano y otro tipo de talleres. A partir de ahora concentrará ahí todas sus actividades, tras haber abandonado su segunda sede en París, en la Avenida Marceau, justo enfrente de la Embajada española.
Legado del exilio
El PNV no ha indicado qué utilidad dará a la más lujosa de sus propiedades, que es uno de los legados del exilio del nacionalismo vasco durante el franquismo. Construido a finales del siglo XIX, ese edificio fue adquirido durante los años treinta por Marino de Gamboa Ucelay, un filipino con origen en Euskadi y nacionalidad estadounidense, con fondos del nacionalismo. El Gobierno vasco, encabezado por el lehendakari José Antonio Aguirre, se exilió allí tras el final de la Guerra Civil. Y hay cierto debate entre historiadores sobre si debe pertenecer al PNV o al Ejecutivo autonómico de Euskadi.
Fue en 1951, con la Cuarta República, cuando el régimen de Franco consiguió que las autoridades galas de entonces, amparándose en una decisión tomada por la Francia de Vichy, otorgaran la propiedad al Estado español. Justo detrás de su icónica puerta azul, en su entrada todavía hay una placa que recuerda el pasado del señorial inmueble vinculado al nacionalismo vasco. «En este local se constituyó los días 8 y 9 de mayo de 1949 el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo», explica esa lámina, que no ha sido retirada. Esa placa evoca un pasado que ahora mismo es presente y futuro del palacete.
El PNV ha optado también por la discreción desde que se consumara la operación política por la que el Gobierno central cedió el inmueble a Sabin Etxea. La entrega ha sido controvertida y se ha enfrentado desde el principio a la beligerancia de PP y Vox, muy críticos con la decisión del Ejecutivo de Sánchez de hacer un «regalo» a sus socios valorado en más de 20 millones de euros. De ahí que en mayo ambas fuerzas hicieran valer su mayoría en la comisión mixta (Congreso y Senado) de relaciones con el Tribunal de Cuentas para ordenar a este organismo que fiscalice la entrega del palacete.
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