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Francisco Correa, el cabecilla de la trama Gürtel, ha conseguido el tercer grado penitenciario, tras cumplir hasta el momento nueve años y ocho meses en prisión. El Juzgado Central de Vigilancia de la Audiencia Nacional ha acordado conceder al preso, de 67 años, el régimen de semilibertad (que le permitirá volver a la cárcel de Valdemoro, en Madrid, solo para dormir entre semana) después de que el condenado haya demostrado que cuenta con una oferta laboral de un medio de comunicación.
Además, el juez ha tenido especialmente en cuenta que Francisco Correa «ha puesto íntegramente su patrimonio a disposición de la Justicia, incluidas las cantidades depositadas en Suiza». Una fortuna que la resolución del juez cifra en 20,7 millones de euros.
El informe de Vigilancia también hace hincapié en la evolución positiva del comportamiento del interno, que hace más de dos años plasmó su arrepentimiento por escrito, que solo ha tenido una sanción (por tener un móvil escondido) y que siempre ha tenido «perfil bajo» en el módulo de respeto de la cárcel de Valdemoro, no causando problemas y pasando el tiempo en preparar su defensa.
En esencia, el juez cree que Correa ha tenido un comportamiento ejemplar, hasta el punto de que desde octubre de 2020 participa en la Comisión de Ayuda Legal, que asiste a los otros internos en sus recursos y procesos. En suma, el magistrado pone en valor que la cárcel ha provocado «una serie de cambios» en la actitud del líder de la Gürtel, quien ha acabado por reconocer «los errores cometidos a lo largo de su trayectoria personal y profesional».
El juez, de acuerdo con el criterio del fiscal, estima el recurso de Correa contra la decisión el pasado 24 de abril de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, que rechazó su progresión al tercer grado por no apreciar una evolución «suficientemente favorable».
El magistrado también ha valorado que el cabecilla de Gürtel, que debe cumplir una pena máxima de 18 años de prisión, ya ha completado más de la mitad de la condena.
Correa, no obstante, tiene condenas por las diferentes piezas de la trama Gürtel muy superiores por delitos como asociación ilícita, el tráfico de influencias, malversación y cohecho, entre otros. De hecho, la justicia le impuso 51 años de prisión solo en el juicio por la primera etapa Gürtel, aquella pieza que en junio de 2018 acabó desencadenado la moción de censura contra Mariano Rajoy y que acabó con Pedro Sánchez en la Moncloa.
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